Al entrar en la biblioteca respiro tranquilo, afuera hacia un calor insoportable y un sol que le quemaba los ojos totalmente, detestaba salir en días como esos, lo detestaba desde el fondo de su alma, si es que tenía una aun, observo a su alrededor, no había mucha gente pero si varios lugares vacios, sonrío olvidando su mal humor de antes y se dispuso a buscar la zona de historia, si había algo que le gustaba era eso, y ya que había atravesado un infierno lumínico para no morir de aburrimiento en su habitación se merecía una pequeña recompensa por su esfuerzo.
Después de un par de minutos caminando por los pasillos en busca de la sección de historia se rindió y comenzó a leer los títulos, aquel ligar era demasiado y ya que no estaba de humor como para esforzar de más la visión, que por cierto aun le ardía, prefirió buscar algún libro con titulo curioso que le interesara   – tal vez debería conseguir unas gafas para el sol – susurro para sí mismo deteniéndose en una misteriosa fila de libros sin nombre, me agache para ver más de cerca, pero no encontré nada que me indicara sobre el titulo o su autor, acerque mi mano y tome uno de color marrón, era muy viejo y tenia los bordes chamuscados pero aun así aun podía leerse y yo opte por hacerlo, lo abrí con mucho cuidado y observe la primera pagina que solo tenía un nombre escrito en tinta y con una letra sumamente hermosa, un nombre sin apellidos ni agradecimientos o créditos, solo un nombre femenino, ladee la cabeza confundido y lo cerré , en definitiva leería aquel libro extraño que prometía ser muy interesante, tome los demás sin nombre para inspeccionarlos después  y comencé a caminar de nuevo, pero esta vez en dirección contraria.
Al llegar a la zona de las mesas note que la gente había aumentado y que había varias ocupadas, rogué por que aun quedara un puesto libre a la sombra y me alegre al ver que mis suplicas había sido respuesta, en una oscura esquina aun quedaba un lugar, camine rápido para que nadie más lo tomara y deje caer los libros sobre esta sin mucho cuidado ya que según mis ojos no estaba tan lejos, un gran error, porque los libros hicieron un grave y fuerte sonido de golpe que resonó por todo el lugar.

Hacía ya horas que Veloce vagaba por la biblioteca buscando libros de mitología con los que inspirarse. Cuaderno de dibujo en mano y el lápiz en la boca, se puso a buscar entre los títulos de la sección de mitología historias fantásticas que dibujar en su cuaderno. Encontró uno de criaturas de la mitología nórdica, le fascinaba aquella cultura por lo que cogió el libro y lo hojeó; el kraken, Fenrir el lobo infernal, etc. Aquello sería muy interesante de dibujar por lo que cogió el libro y se dispuso a sentarse en una mesa alegremente. Fue entonces cuando oyó un ruido sordo que resonó por toda la estancia, parecía el sonido de libros cayendo. Frunció el ceño y dejó sobre una mesa el cuaderno, el lápiz y el libro para que no le estorbaran, de todas formas sabía que allí nadie se dedicaría a cotillear un cuaderno ajeno. Se dirigió al lugar de donde procedía el ruido, unas mesas más al fondo, al parecer había captado la atención de todos los presentes pero pronto estos volvieron a sus estudios o a aquello que estuvieran haciendo. Veloce se acercó al causante del alboroto y sonrió.

—Buenos días, sabías que las bibliotecas son un lugar en el que se mantiene el silencio ¿no? —Dijo casi en un susurro llevándose el dedo indice a los labios aún manteniendo la sonrisa— Aunque, que modales los míos, dando sermones sin presentarme siquiera. Mi nombre es Veloce, Veloce Virsin de la clase nube.

Observé atentamente al joven, no recordaba haberlo visto antes, y solía recordar las caras que aquellos que veía aunque solo fuera una sola vez. Quizá no le había prestado atención o simplemente no habíamos coincidido nunca. Ladeé la cabeza esperando quizá que se presentara por si mismo.

Se paralizo por leves segundos al escuchar el estrepito, quería rogar porque nadie lo hubiera escuchado, cosa imposible por el silencio que había en aquella sala por cierto. Levanto la cabeza y miro a su alrededor observando los varios pares de los que se fijaban en el, maldijo sus ojos sensibles y su confianza en el sentido de la vista, definitivamente luego se compraría unos lentes de sol. Observo los libros y bajo la cabeza apenado por el duro trato que les había dado sabiendo que eran tan viejos.

Al levantar la vista de nuevo observo como una chica se le acercaba haciéndole sonrojar hasta las orejas apenas  comenzar a hablar, ¡le estaba dando un sermón sobre el comportamiento en la biblioteca!, y para completar las cosas, estaba seguro de que era menor que él, humillante, definitivamente humillante.   – lo siento, fue una pequeña equivocación de mi parte – murmuro haciendo una pequeña reverencia, quería que se o tragara la tierra para no seguir pasando por eso, respiro hondo para tratar de controlarse y le devolvió la sonrisa solo que algo apenada – En serio lo lamento, me llamo Nesya Baudry, clase lluvia, pero puedes decirme Nell-  volvió a murmurar sumamente bajito ya que no quería volver a llamar la atención de esa forma, detestaba ser el centro de atención.

– un placer conocerte Veloce – medito el nombre por un momento analizando sus orígenes sin hallar respuesta convincente antes de decir lo siguiente – tienes un nombre extraño...poco común pero lindo- sus pensamientos lo traicionaron y mandaron los impulsos a sus labios exteriorizando lo que pasaba en aquel momento por su cabeza, la miro algo asustado, esperaba que sus palabras no la hubieran ofendido, esa no era su intención realmente.

Aquel joven parecía sentirse incomodo con la presencia de la muchacha, y eso era algo que ella no pretendía por lo que quiso rápidamente dar a entender que no tenía intención de reprimirlo, solo estaba bromeando para poder entablar conversación pero definitivamente aquel no era su punto fuerte. No sabía de que hablarle a alguien, ni que podía interesarle a un estudiante de aquella academia y mucho menos como hacer para conseguir caerle bien sin parecer el monstruo que realmente era. Observó los viejos y polvorientos libros que el muchacho había dejado sobre la mesa. Historia.

El chico se presentó como Nesya Baudry para luego decir que su nombre era extraño pero a la vez lindo, eso sonsacó una sonrisa a Veloce y sin pretenderlo se ruborizó pues nunca le habían dicho antes nada parecido. Se retiró un mechón de pelo que le caía descuidadamente por el rostro y observó al joven con una tímida sonrisa buscando las palabras adecuadas.

—Vaya... Gracias —murmuró en voz baja para no molestar a los estudiantes de la biblioteca— Creo que eres el primero que me dice algo así.

Ella se acercó a la mesa observando los libros más de cerca y pasando una mano con delicadeza sobre una de las viejas cubiertas, apenas rozándola con los dedos como si temiera que fuera a romperse. A ella también le gustaba la historia, no tanto como la fantasía o la mitología pero a fin de cuentas todo se relacionaba. Miró nuevamente al chico ladeando la cabeza, este parecía seguir igual de intimidado que al principio por lo que Veloce buscó una forma de liberar tensiones.

—La historia es interesante pero no puedes encerrarte en la biblioteca a estudiar con el esplendido día que hace fuera —Señaló enérgicamente una de las ventanas por donde entraba la claridad del exterior— No suelo tener a nadie con quien jugar así que podrías venir conmigo.

La simple idea de tener compañía la animaba considerablemente, tanto que se olvidó de que aún se encontraban en la biblioteca y levantó la voz más de la cuenta haciendo que algunos de los presentes la callaran con un "shhhh" molesto. Ella se disculpó y volvió a centrarse en la respuesta del joven sin siquiera pensar que este podía rechazar su propuesta.

Se alegro por que sus palabras no la hubieran molestado y al mismo tiempo se sorprendió al saberse primero en decir aquello – no bromees muchos antes que yo debieron haberlo hecho – le sonrío ya más relajado a la joven, parecía agradable si dejaba de lado el que le había echado un sermón antes.

Soltó una risa ligera cuando lo invito a jugar afuera que aumento ligeramente cuando otro estudiante le señalo que hiciera silencio, por alguna razón esas palabras le traían cierta nostalgia, observo por la ventana más cercana y negó con un movimiento de lado a lado de su cráneo, ni loco salía allí afuera de nuevo, ya había sufrido lo suficiente a manos del sol y no era una experiencia que le gustara hacer de nuevo en poco tiempo, pero tampoco quería rechazar su invitación que parecía prometedora para pasar el rato, además hace rato que no se divertía con nadie de esa forma – bajo el sol no, veras tengo ojos sensible a la luz que ya han pasado por suficiente tortura el día de hoy, pero si es a la sombra estaría bien, mejor si es en la noche con un clima más templado – respondió asegurándose de controlar el volumen de su voz para no molestar de nuevo a los demás.

Recordó los libros que habían llamado su atención antes y giro a observarlos, tal vez los pediría prestados como ya había hecho varias veces antes – además supongo que estas aquí por algo – señalo la mesa en la que antes estaba ella si la memoria no le fallaba – y  no me gustaría interrumpirte, pero si quieres podríamos sentarnos juntos y charlar un rato mientras retomamos nuestras labores hasta que el sol baje y salir a jugar lo que tú quieras –  su mirada paso por una de las estatuas de ángeles que adornaban el lugar y recordó que hay había varias clases de seres aparte de nocturnos, la idea de que ella fuera alguna clase de ser diurno recorrió su memoria como un temblor agregando al recuerdo que también debía tener en cuenta a aquellos seres como posibles compañeros sopesando la posibilidad de que cualquiera de los ahí presentes podría ser uno de ellos, incluso la joven que estaba frente a él por lo que debía tener en cuenta aquello si planeaba salir a “jugar” con ella – claro, eso si no tienes problemas con la oscuridad, si no, pues ¿podríamos ir a jugar a un lugar con bastante sombra?– termino algo dudoso ya que tal vez la idea no terminara siendo una buena opción.

Observó al chico detenidamente, reflexionando sobre sus palabras. El muchacho parecía dudar y estaba notablemente alterado observando la ventana. Entendía su nerviosismo ante su propuesta pues si era sensible al sol sería cruel por su parte hacerlo salir por lo que se limitó a sonreír amablemente. No quería que Nell sufriera por su culpa y tampoco quería irse a jugar dejándolo solo en aquel silencioso lugar por lo que pensó sobre la propuesta del chico de quedarse allí haciendo lo que habían venido a hacer en un principio. Veloce fue a por su cuaderno, el lápiz y el libro que había cogido anteriormente y volvió junto a Nell para sentarse en la mesa sonriendo.

—Espero que no te importe que me ponga a dibujar —Dijo alegremente moviendo el lápiz y sin alzar demasiado la voz— Soy una gran artista.

Tras guiñarle el ojo al muchacho abrió el libro y comenzó a hojear las paginas del viejo libro alzando la mirada de vez en cuando para observar al joven frente a ella. No podía creerse que estuviera manteniendo una conversación con alguien tan normalmente, se sentía orgullosa de haber podido dar ese paso y animarse a entablar una conversación además el chico era simpático.

Asintió tomando lugar al frente de ella, por fin respiraba tranquilo al no verse obligado a salir al sol   – claro, no hay problema – observo de reojo los libros de ella, mitología, algo que en su época le atrajo de varias formas pero al final termino inclinándose más por la historia de la humanidad, llena de altos y bajos - ¿me dejarías ver tus dibujos? – pregunto amablemente, sentía curiosidad por ellos, si era buena artista quería saber que le atraería dibujar, para ser más exactos que tipo de bestias le gustaba dibujar.

Tomo el libro de antes y lo ojeo preguntándose si estaría en algún idioma que el conociera o se vería forzado  a buscar un diccionario y una libreta para pasarlo por completo, paso a la siguiente pagina con mucha delicadeza preguntándose de quien o que significaba lo que él había interpretado como un nombre en la primera pagina. Grande fue su alegría al ver que estaba escrito en su idioma natal, alemán, pero al intentar leer noto que no solo estaba escrito en su idioma sino que era una extraña mezcla de varias lenguas, similares entre sí, pero no iguales, bajo el libro desilusionado y lo cerro, dejándolo a un lado, luego iría por un diccionario, sonrió al abrir el segundo libro y ver que este era algo así como la mitología, creía que de los pueblos nórdicos por los nombres que pudo reconocer pero este parecía mucho más antiguo que cualquier otro que hubiera visto o leído sobre el tema, lo ojeo un poco más observando un par de imagenes bastante atractivas y coloridas antes de correrlo un poco ofreciendoselo a Veloce –creo que este libro te puede interesar ¿quieres mirarlo?-

Veloce seguía dibujando en su cuaderno sonriente, dibujar era lo que más le gustaba aunque siempre pensaba en comer y jugar el dibujo era con lo único que se relajaba un poco. Alzó la vista ante la pregunta del chico, nunca antes había mostrado sus dibujos a nadie pues nunca antes se lo habían pedido, pensó que sería interesante tener una segunda opinión sobre estos por lo que asintió con una amplia sonrisa en el rostro.

—Enseguida termino con este —Dijo sin dejar de dibujar los trazos que formaban el agua agitada por la enorme bestia que emergía de ella: el kraken.

Alzó la vista un instante para ver como Nell leía unos libros fascinado, parecía haber encontrado algo interesante por lo que volvió a centrarse en el dibujo mientras iba observando el libro abierto a su lado, con la pagina de la leyenda del kraken en la que se estaba inspirando. Una inmensa criatura marina semejante a un calamar que podía hundir un barco en menos de un minuto por grande que este fuera. Aquella era una leyenda que había oído desde niña, pues provenía de su país, donde antes habían habitado sus antepasados vikingos. Oyó su nombre y alzó nuevamente la cabeza interrogativa, Nell le ofrecía el libro que había estado leyendo alegando que podía contener algo que le interesara. De primeras pudo ver un dibujo de yggdrasil, el árbol que sostiene los nueve mundos lo que le hizo abrir los ojos sorprendida. Por el grosor del libro debía contener montones de leyendas en su interior desde el nacimiento de Ymir hasta el ragnarok. Lo cogió observándolo de cerca y leyendo por encima fascinada. Se sentó al lado de Nell con una sonrisa y puso el libro en el centro mostrando la primera pagina donde se mostraba la creación del mundo según la mitología nórdica.

—Este libro es fantástico, debe contar gran parte de la historia mitológica nórdica, empezando por Yggdrasil —Señaló el árbol que había dibujado en el libro— ¿Te gustaría aprender algo de mi cultura? En mi pueblo yo le contaba los cuentos a los niños, así que se me da bien —Sonrió alegremente esperando una respuesta, aunque quizá estuviera muy ocupado con aquellos libros que debían ser importantes.

Yggdrasil:

La observo con interés al ver como observaba el libro que le había ofrecido, confirmando que no se había equivocado con el libro, si había acertado y el libro parecía ser de su interés, la siguió con la mirada y se corrió un poco para hacerle espacio a su lado para que se sentara y observo la imagen que ella le señalaba, recordaba el nombre  Yggdrasil de algunos de los libros que había leído sobre esa cultura –los niños de tu pueblo debieron haberte querido mucho – creó una imagen mental de la escena esbozando una dulce sonrisa al compararla con la propia de cuando ayudaba en un jardín local -será todo un placer escucharte, la mitología del pueblo nórdico es bastante interesante hasta donde he escuchado – se acomodo en la silla y puso un codo sobre la mesa para sostener su cabeza con la mano, ella parecía muy emocionada con el libro y el tema en general, así que tal vez sería una larga tarde así que sería bueno obtener una buena posición.

Volvió la vista al libro y detallo el gastado dibujo, muy bien hecho y conservado a pesar que las letras de la portada habían desaparecido  paso los dedos por el borde de la pagina recordando un par de cosas que se entremezclaron con la mitología egipcia, griega e Hindú, quiso soltar una pequeña risita al recordar a Ares y Afrodita pero se contuvo y giro a ver a Veloce, parecía encantada de relatar aquellas leyendas de nuevo – tan solo procura mantener un tono de voz bajo – pidió con una sonrisa un poco burlona señalando al estudiante de la otra mesa que antes los había chistado, parecía muy concentrado en sus asuntos y sería demasiado mal educado interrumpirlo…de nuevo.

– Comienza por donde desees, te seguiré el hilo sin importar que tan enredado sea… hasta donde me sea posible –

Sonrió amablemente, recordando con algo de nostalgia su pueblo y de las pocas cosas buenas que este tenía. Aun así lo añoraba y todas aquellas leyendas le recordaban su tierra natal. Posó los ojos sobre el libro dudando por donde debía empezar, bueno, por el comienzo estaría bien pensó pasando paginas y observando los dibujos, dejó el libro abierto por la pagina de la creación del mundo. Se acomodó y observó al muchacho con una sonrisa.

—Ya que has aceptado escuchar los relatos de mi tierra debo decirte que si sabes algo de mitología nórdica puede ser confusa ya que esta extraída igual que la griega y la romana de poesía de la época así que las leyendas varían según el autor. Te las explicaré tal y como yo las conozco. —Señala el dibujo del libro donde aparece Ymir, padre de los gigantes, siendo alimentado con la leche de la vaca Audumla— Al principio de los tiempos solo existía el Musspell, reino del fuego y el Nifhei, reino de hielo. De este ultimo surgían doce ríos, de uno de ellos surgió Ymir, al derretirse por su proximidad al Musspell. Ymir fue el primer gigante de hielo, padre de estos fue alimentado por la vaca Audumla creada al mismo tiempo y tras esto cayó en un profundo sueño y de su sudor nació una pareja de gigantes. La vaca se alimentaba a su vez lamiendo el hielo sagrado donde descubrió un hombre fuerte y hermoso que se casó con la giganta Bestla y tuvieron hijos: Odin, padre de todos los dioses y sus hermanos: Vili y Ve —Hizo una pausa observando el libro— Los gigantes son como los titanes en la mitología griega, padres de los dioses y más tarde condenados por estos mismos. Odin tenía tres esposas, cada una simbolizaba una parte de la tierra...

Cogió el libro frunciendo el ceño, aquel libro no era solo un libro de leyendas; había algo más que no lograba encajar. Había anotaciones borrosas y paginas en blanco. Al parecer alguien lo había estado haciendo completamente a mano pero quién y porque era algo que aún se le escapaba. Miró a Nell de reojo y decidió compartir su inquietud mostrandole las inscripciones casi inteligibles.

—Observa esto, no acaba de concordar con el libro pero tampoco entiendo lo que pone —Observó el libro pensativa. Quizá alguien investigaba algo, había muchos que pensaban que las leyendas siempre tenían algo de cierto, aún en aquellos tiempos había marineros que creían en el kraken y muchos cristianos aún buscan el santo grial así como otros tesoros místicos— Creo... creo que alguien podría estar interesado el algo, algo que podría existir...