Ya había llegado el día en el que los guardianes, en grupos de dos, bajaríamos a la tierra en una misión de reconocimiento, en  principio era únicamente eso así que no había problema. A mi me había tocado con Jiro, nos llevábamos bien y nos complementábamos en batalla así que si había algún problema o nos topábamos con alguien hostil podíamos defendernos con relativa facilidad. Según tenía entendido teníamos asignado el sector D-32, no era un mal lugar; clima cálido, tierra fértil, agua mayormente potable… normal, seguramente lo que se asimilaría a las zonas de clima tropical en el pasado lo malo era el tema de la lluvia ácida, la acidez no era muy alta por lo menos.

Había leído sobre todo aquello, me parecía interesante, y el cambio que había dado la tierra desde aquellos tiempos… y todo debido a una guerra, increíble. Supongo que tenía que llegar el día en que todo aquello pasara, el planeta no podía soportar tantas guerras seguidas sin problemas. Nunca había visto la tierra, pero siempre quise hacerlo o intentarlo y por fin tenía la oportunidad, estaba un poco nervioso por eso, y por lo que nos iba a esperar allí abajo, y Jiro también lo estaba, o por lo menos eso pensaba yo, era lo normal, íbamos a un lugar prácticamente desconocido por ambos a hacer un reconocimiento para obtener más información de la cúpula y luego volver, pero por lo menos no estábamos solos.

Yo llevaba el uniforme que usaba normalmente para patrullar por la cúpula y mis dos katanas a la cintura, las armas precisamente no me faltaban,  me metí en la lanzadera que nos llevaría a la tierra junto a Jiro para empezar ese viaje, miles de preguntas pasaban por mi mente, entre ellas que es lo que nos esperaba allí abajo, había renegados, de eso sin duda, pero ahora estábamos en su terreno lo que significaba una desventaja para nosotros, en cualquier lugar podrían estar ellos y no sabíamos lo que tenían planeado, así que lo mejor sería andarse con pies de plomo y llevar los ojos bien abiertos.

Escuché el motor de la lanzadera empezar a funcionar, no había vuelta atrás, de ahí en adelante empezaba la misión. Miré a Jiro que se encontraba conmigo en la lanzadera, una vez hubiésemos tocado tierra tan solo estaríamos nosotros dos, dependeríamos el uno del otro y de nadie más, solo podíamos confiar en nosotros, porque nadie bueno nos aguardaba ahí abajo.

El día en que debían comenzar a cumplir sus misiones había llegado, según los informes debían bajar a la tierra para reconocer un poco aquellos lugares en grupos de a dos, y por suerte le había tocado con su hermano Kojiro, realmente se llevaba bien con él y le tenía muchísimo aprecio, además de ser siempre su compañero en cualquier batalla.
El informe mostraba que debían recorrer el sector D-32, realmente no sabía mucho de él, poco y nada además de las cosas que su hermano sabia sin embargo parecía un lugar algo habitable por lo que la idea de que tal vez no serian los únicos allí cruzo por su mente.

Nunca conoció la tierra en verdad, no en su buen estado, por lo que estaba algo emocionado en bajar, y eso podía notarse claramente. Llevaba como siempre, su chaqueta marrón con una ligera remera debajo, su gran bufanda roja, la cual daba dos vueltas completas a su cuello aun así le quedaba algo grande, unos ligeros pantalones oscuros y zapatillas comunes, como era de esperarse sus armas estaban en un pequeño cinturón a su cintura, no necesitaba nada mas, solo permanecer al lado de su hermano y completar la misión.
Las personas que lo veían era notorio que simplemente pensaban que era un niño más de la cúpula debido a que siempre estaba correteando por varios lados con una sonrisa en su rostro, sin embargo esta vez, Jiro estaba totalmente emocionado, yendo a un lado de su hermano para finalmente subir a la lanzadera y comenzar a hacer el trabajo del guardián que era.
Continuaba con la sonrisa en su rostro al subir al transporte, sin poder ocultar el hecho de que estaba sumamente entusiasmado por bajar de una vez, como si de ir a un parque de diversiones se tratara.

Si bien se encontraba emocionado, al escuchar el motor del transporte comenzó a pensar en absolutamente todo, el lugar era habitable, seguro vería a otras personas allí, tal vez algunas les tendrían miedo, tal vez otras los atacarían, no sabía si podía llegar a suceder pero las probabilidades de encontrar a más gente allí eran bastantes altas considerando el lugar del que se trataba. Su notable rostro de emoción permaneció en el hasta que terminaron por llegar al lugar simplemente se quedo de pie a un lado de su hermano observando cómo las puertas de la lanzadera se habrían delante de ambos.

El viaje fue relativamente corto, me lo pasé admirando mi alrededor, como nos alejábamos de lo que hasta ahora había sido nuestro hogar y de lo que pasaría a ser el lugar donde pasaríamos unos días en esa misión de reconocimiento, ya tenía planeadas un par de cosas que hacer al llegar, no dije nada hasta que la nave empezó a aterrizar y las puertas de la lanzadera se abrieron lentamente ante nosotros dos, lo miré y le revolví el pelo un poco, luego miré al exterior.

-Con cuidado- Le advertí y bajé a la vez que él al suelo, notaba la hierba bajo mis pisadas, una vez estuvimos fuera le hice una señal al de la lanzadera para que despegara de nuevo, él ya sabría cuando volver. Nos había dejado en un claro de un bosque, como los de la cúpula, pero ese era diferente, tenía distinta vegetación y  había cosas que se veían diferentes. –Podemos usar esta zona como campamento, pero tendríamos que explorar un poco primero…- Le propuse mirándolo de nuevo Y empecé a caminar hacia el sendero que entraba al bosque.

-Lo mejor sería separarnos un poco, si nos atacan así contaremos con el elemento sorpresa.- Le propuse mirándolo de reojo girando la cabeza un poco de modo de pudiese verlo bien. Esa idea me parecía una buena forma de despistar a un ocasional enemigo que pudiese salirnos de la nada, a saber como estaba la situación ahí abajo. Aunque eso era lo que íbamos a investigar, eso y como era el terreno.

Empecé a caminar por el sendero del bosque mirando a mi alrededor, confiaba en que Jiro me hubiese hecho  caso y ahora caminara detrás de mí, era lo mejor si queríamos sobrevivir, o por lo menos ese era mi punto de vista, y realmente esperaba que fuese el acertado, si no tendríamos problemas en sobrevivir los próximos días.