Recuerdo del primer mensaje :

Una estridente pero reconfortante música sonaba enérgicamente mientras un hombre de verdosos cabellos paseaba por aquel Sector como si el frío no fuese nada nuevo para él. La verdad es que tanto tiempo diciéndose a si mismo que debía ser como una serpiente, a veces pensaba que había conseguido convertirse en un animal de sangre fría...y eso era...excelente. Ni siquiera aquel gélido frío le haría cambiar de idea respecto a su plan; veamos cuantos habían muerto ya a sus manos en aquel día...¿setenta y tres?....¿ochenta y nueve?...bueno ya daba igual, tenia lo que quería.
Haber intentado escapar de él no había sido suficiente.
Seguramente su presa se había dado cuenta muchos días atrás, y seguramente aquella inocente criaturilla no había querido creerlo. Por pura obstinación Nicro la había seguido en su marcha hacia el norte...pero no solo por eso, también lo había hecho porque era la ultima de aquella estúpida Orden llamada; Los Tigres Blancos...bueno, al menos de los que estaban en aquel paraíso caótico que tanto adoraba Nicro. Aun cuando ni todos los cuerpos pudiesen mantener sus cuerpos calientes, aun cuando hacia ya días que aquella metamorfa había perdido la capacidad de transformarse debido al cansancio y ahora se encontraba ahí, frente a al peliverde, caída sobre la nieve,abatida por el frió y la inanición.
Pero Nicro era bastante retorcido y le había atado su cadena de metal alrededor del cuello mientras el seguía caminando por aquel helado paraje. Se encontraba realmente cerca de su objetivo: de hecho los espíritus del caos revoloteaban por aquellos lares así que Nicro no podía equivocarse.

-Wonderfull-fue lo unico que dijo en un perfecto ingles mientras chasqueaba los dedos de su mano izquierda, la cual tenia libre; miro hacia atras, el cuerpo cansado de una bella joven le observaba cansada mientras el sonreia con malicia-.Realmente me ha gustado enfrentarme en un uno contra uno, pero mi mision hoy es entregar tu cabeza al caos.
La mujer se notaba que estaba aterrorizada ante la sonrisa maligna de Nicro, y a su vez ante esa oscura presencia que el emanaba.
-¿Por qué...no nos dejas en paz?-la voz de aquella mujer sonaba suave, cansada y dolorida, al igual que jadeante mientras que Nicro tensaba la cadena alrededor del cuello de la muchacha para hacerla callar.
-Shhh, calla perra, y escucha atentamente-tras aquella petición de Nicro, toda la montaña retumbo con un poderoso rugido que venia del interior de aquellas montañas, tierra y cielo retumbaban mientras que a Nicro los ojos se le iluminaban cada vez más y mas-. ¿Después de sentir todo este caotico poder, todavía piensas que los Tigres Blancos podrian derrotarlo, querida Lis?
-P...por supuesto...-la voz de aquella mujer sonaba suave y debil mientras era asfixiada-....el capitán te detendra a ti y a Genbu como hizo en antaño...ya lo veras...el capitán es un hombre fabuloso que...-ella no pudo terminar de hablar pues la mano de Nicro se vio envuelta en el metal de la cadena, volviendo este tan afilado como una espada y cortando secamente la cabeza de la chica, la cual rodo en el aire dos veces antes de que Nicro la agarrase con la mano izquierda y lamiese su mejilla.

-Tú capitán, al igual que tú, acabareis muertos bajo el control de mi caos.

Nicro sonreia ampliamente mientras bajaba unas escupidas escaleras de un blanco bastante puro, aunque ya machadas con el rojo carmesí de la sangre de algunas de las victimas a las que el peliverde habia tenido que sonsacar información sobre donde encontrar alguna de las llaves; El bajaba siempre pendiente de la mano de la muchacha, pues no deseaba que resbalase y cayese por aquellas escaleras.
-Muy bien querida-dijo soltando su mano con suavidad mientras señalaba aquel lugar-.Bienvenida al lugar donde todo el fin, dara comienzo.
Sus palabra shicieron que los espiritus del caos que alli se encontraban se moviesen de un lado a otro bastantes "conmovidos". Nicro admiraba en aquel momento cuatro estandartes con cuatro cabezas en ellas clavadas; una mujer de cabellos anaranjados que mostraba un rostro sorprendido, y bajo ella una especie de escudo con un aguila dibujada. A su lado, la cabeza de lo que parecia un demonio, sus cuernos casi llegaban hasta su cuello y a este le faltaban tanto la lengua como los ojos, al igual que la anterior tenia debajo otra arma en esta ocasion era un hacha con la forma de toro. Las otras dos cabezas eran las de dos gemelos, dos hadas para ser exactos, cada uno de ellos tenia una lanza con forma de avispa y abejorro. Pero lo mas divertido eran las muecas de dolor con las que habia Nicro conseguido aquellas cabezas.

-Ir contracorriente cuando eres seguidor del caos es perder tiempo y energias. No sirve de nada. El caos es una coraza solida, una conexion de catastrofes unidas e inseparables. Esta diseñado para eliminar a la armonia, para alterar el mundo, para traer la destrucción. Solo quiero iluminar el camino a Genbu hacia un lugar donde pueda acabar con la nueva paz que reina, donde abandonaron a muchos de nosostros a nuestra suerte; y vosotros-susurro señalando a los prisioneros que estaban atados por sus cadenas de metal-.Solo quiero iluminaros el camino hacia un mundo donde reina la mas perfecta de las armonias, un mundo lleno de dolor donde no sobreviven los mas fuertes como dice esa estupida ley...aqui quien prevalece es el mas inteligente...y ahora Maya querida...- susurro mientras chasqueaba sus dedos y Ouroboros se acerco a él para hacerle de "trono improvisado"; la verdad es que le gustaba sentarse en aquel enorme basilisco que era su espiritu acompañante.
-Puedes comer cuando lo desees, sera como un buffet libre.

Tras estar unos instantes de lo mas distraída ante todo lo que se me mostraba en aquel momento, comencé a fijarme en cosas de forma más detallada, siendo una de estas, las cabezas que decoraban una parte del lugar. Sin poder evitarlo, me alejé un par de metros, dirigiéndome a ella. Eran de lo más interesantes, siendo una de ellas las que más llamó mi atención-  Dime querido… ¿Quiénes son? – Preguntaba pasando los dedos con delicadeza por uno de los cuernos de aquel demonio- Me resulta curioso que los tengas solo a ellos de este modo… ¿Acaso fueron alguien especial? -  Y por “especial” me refería tanto a viejos amigos que no servían para nada, conocidos que dejaron de ser prácticos, amigos de algún enemigo o simplemente seres que llamarón su atención de algún modo.

Permanecí en un segundo plano mientras escucha con atención su pequeño discurso al principio, pareciéndome de algún modo de lo más divertido.  La verdad, esas cosas no me interesaban demasiado, lo único que escuchaba más atentamente eran las palabras “Caos” y “Destrucción”. Si podía conseguir aquello gracias a su ayuda, sería la mujer más feliz del mundo, eso sin duda.
Observando a los prisioneros, imagine por un momento lo que haría Kuo si estuviese en aquel lugar…No me hizo faltar pensar demasiado en la respuesta. Estaba segura que no se lo pensaría ni dos veces antes de saltar a intentar salvar a toda esa gente. Era demasiado noble, con principios anticuados a los que era excesivamente fiel. Ya nadie recordaba todo lo que había hecho, sus esfuerzos no valieron para nada…Sin embargo, después de lo que pensaba hacer, nadie iba a olvidarlo. La gente suele tender a olvidar las caricias, pero un fuerte golpe prevalecerá en sus memorias por mucho más tiempo.

Aplaudí un par de veces una vez parecía que había terminado, dedicándole una amplía y divertida sonrisa- Tienes aptitudes de político, Nicro – Comente en un claro tono bromista, dando unos pasos en dirección a unos chicos, recibiendo de aquel modo la deseada invitación para alimentarme.  Paseaba entre las pobres y aterrorizadas victimas lentamente, buscando alguna especial con la que comenzar. Mi mirada rápidamente captaba a una joven pareja, ninguno de sus integrantes parecía dispuesto a soltar la mano del otro, por lo que me pareció de lo más divertido empezar con ellos – Tengo tanto donde elegir, que me resulta complicado hacerlo – Le dije sonriendo al peliverde, el cual se encontraba cómodamente sentado sobre un trono oscuro- Tienes una elección de lo más variada – Aunque ya sabía a quien quería, era divertido ver la cara de sufrimiento de los demás al pensar que podían ser cualquiera de ellos.
Acorté las distancia con aquella pareja lo suficiente como para sujetar a la chica del cuello, alzándola con bastante fuerza. Al hacerlo, el chico intentó salir en su defensa, cosa que le costó una de sus piernas, la cual rompía con una potente patada- Idiota… - Me limite a decir alejándome con la chica, lo suficiente para no tener más interferencias a la vez que le dedicaba un primer plano de lo que haría a su pareja.

Nicro escucho la pregunta de ella...¿que quienes eran?...eran el pasado de Nicro, las personas que habían traicionado toda su confianza, aquellas personas que habían abandonado el reino del que Nicro pertenecía a la nobleza; aquellas cuatro cabezas representaban a cada uno de los miembros de "élite" de los Tigres Blancos, el grupo llamado "Arashi". Compuesto por una metamorfo de tipo ave, la cual no le costo en absoluto acabar con ella. Un demonio, ese había costado mas, pero había sido entretenido acabar con el de aquella forma. Y dos hermanos gemelos hadas a los cuales pudo engañar para luego asesinarlos de un mismo golpe.
-Bueno, digamos que eran los protectores de mi pueblo...hasta que su capitán y ellos me abandonaron, la ultima estaca que ves ahí es para su líder...pero primero debo dejárselo a alguien para que se divierta un poco...mi mejor experimento hasta la fecha-mientras decía aquellas palabras, Nicro observaba a la muchacha con sus viperinos ojos viendo todo aquel espectáculo.

-Oh querida, me haces sentir excitado que hagas esas cosas-susurro mirándola de forma suave y casi sensual mientras sonreía ampliamente. Nuevamente Ouroboros dejo ver su rostro para hablar con suavidad con Nicro, le comentaba sobre lo extrañamente bien que se llevaban aquellos dos, y sobre si tenia planeado buscar mas personas como ella, pues siempre era bueno tener gente como Maya Natsume con él, Nicro no contesto con palabras simplemente asintió.

Apoyaba mi  píe sobre la espalda de aquel chico, aplastándolo contra el suelo, impidiendo que volviese corriendo con su pareja, la cual lo miraba temblorosa y con claro pánico en sus ojos. Era divertido, me gustaba disminuir de vez en cuando la fuerza que ejercía sobre él, para darle la sensación de que podía escapar, para luego volver a aplastarlo y romper sus fantasías- Supuse que no serían seres corrientes… - Comente acomodando algunos mechones que caían por mi rostro tras mi oreja, dedicándole una pequeña mirada – Debiste disfrutar mucho haciéndolo, espero que llegue el momento en el que también posea una hermosa colección como esa – No necesitaba pensar demasiado para saber las cabezas que quería tener clavadas en estacas como aquellas- ¿Tu mejor experimento? –Pregunté con algo de curiosidad, terminando por levantar mi píe y liberar al chico por completo, permitiendo que saliese corriendo en busca de su chica como un idiota.

Estando a poco más de un metro de aquella mujer, la cual lo miraba ansiosa de tenerlo entre sus brazos, me movía rápidamente, atravesando con mi garra su pecho desde la espalda. El grito que se hizo escuchar por parte de la chica fue de lo más delicioso. Sencillamente deje caer el cuerpo del chico a su lado, para luego tomarla a ella y clavar los colmillos en su cuello con fuerza, tomando toda su sangre ansiosa. A pesar de estar hambrienta, había valido la pena esperar por tomar aquella delicia. Podía sentir todo lo que la chica había sentido al ver a su pareja sufrir de ese modo…Aquellos sentimientos le otorgaban un sabor delicioso al rojo elemento. Una vez había terminado, dejaba caer su cuerpo sobre el chico, el cual aun no había muerto…Tal vez le quedaban un par de minutos, como mucho cinco… Al menos iba a morir junto a ella, debería darme las gracias.

Pasaba la lengua por mis labios lamiendo los restos de sangre que había en ellos, al igual que en parte de mis mejillas – Tendré que hacer este tipo de cosas más a menudo – Respondía a su comentario con una media sonrisa de lo mas traviesa, comenzando a desabrochar el abrigo que me cubría casi por completo, el cual era perfecto para protegerme del frío, dejándolo caer a un lado manchado por la sangre de aquella pareja- Tenía entendido que pronto tendremos más invitados – Con toda confianza y descaro, me sentaba sobre sus regazo de lado- Tal vez deberías hablarme un poco mas de ellos…para saber con quién voy a tratar

Vaya…aún cuando repetiste varias veces que te encontrabas en ese particular grupo, me cuesta creer que fueras alguien con esos gustos –Comenté con una pequeña sonrisa al tiempo que acariciaba su labio inferior con mi pulgar con suavidad-  Por mucho que lo intento, me cuesta bastante imaginarte obrando por el bien o por alguna chorrada parecida, no es algo que te vaya mucho – Tome su sombrero, el cual en ese momento me encontraba usándolo, como siempre ocurría cuando el aparecía, ya que prácticamente me lo cedía al momento, convirtiéndose ese simple gesto en un ritual para nosotros. Sujetándolo, comencé  a jugar con él de forma distraída haciéndolo girar  sobre mi índice – Los seis reyes…- Repetí con clara sorna, sin evitar comenzar a reír- ..Que patéticos – Añadí dirigiendo una pequeña mirada a las cabezas-  Parece que todos sus esfuerzos no valieron para nada, solo hay que ver el estado de la tierra – Volvía a colocarme el sombrero al mismo tiempo que me reír, ocultando parte de mi rostro con el complemento al hacerlo, dejándose ver únicamente mis labios, los cuales mostraban a la perfección una cruel sonrisa por la que asomaban unos afilados colmillos – Que idiotas… ¿Y supuestamente eran los mejores de sus razas?  Son tan patéticos – Los volví a mirar al apartar de parte de mi rostro el sombrero, volviendo a colocárselo a su legitimo dueño, esbozando en ese momento una maliciosa sonrisa- Se que me queda mejor, pero a ti tampoco te queda nada mal – Comente inclinándose con suavidad sobre él, depositando un pequeño beso en la comisura de sus labios un tanto provocadora, sintiendo como un sutil escalofrío recorría mi cuerpo al escuchar el lamento de aquellos prisioneros- Que deliciosa melodía – Dije riendo un poco apartándome lentamente de él.

Escuchaba con atención lo que decía mientras me encaminaba de nuevo hacía uno de los prisioneros, al cual agarraba sin muchos miramientos y juegos para clavarle mis colmillos con fuerza en su cuello, comenzando a tomar su sangre. Antes había conseguido comer lo suficiente para calmar mi hambre, pero no para saciarme, por lo que era normal al tener tanto donde elegir que no tardase demasiado en tomar algo de nuevo- Volver a su hermano en su contra y usarlo a tu favor… - Le dije mirándolo por encima de mi hombro con parte del rostro manchado por la sangre de aquel sujeto – Es un plan bastante interesante, de seguro sería un enfrentamiento digno de ver…-No porque fuesen a luchar de un modo memorable, solo que la idea de ver a dos personas que se querían tanto enfrentándose me resultaba de lo más divertido-  ¿Cómo puedes estar tan seguro de que no se volverá en tu contra? – Pregunté tirando el cuerpo del chico sin vida a un lado - ¿Tienes algo con lo que amenazar o controlar a tu “as bajo la manga”?  - Siempre era mejor tener un plan B por si la manipulación fallaba en algún momento- Igual que fuiste capaz de hacer que se vuelva en su contra, podrían hacer que se vuelva contra la tuya ¿Qué tanto confías en ese tipo? – Era alguien desconfiada por naturaleza, por lo que depender de aquella forma de una sola persona no era algo que me resultase muy tranquilizados, especialmente cuando mis planes también se veían afectados por ello.

No hay demasiados que estén en contra de la cúpula, la mayoría apoya ese estúpido lugar, no te resultara tan sencillo conseguir más aliados –Le comenté con seriedad, sin tardar demasiado en volver a sonreír como siempre hacía- Pero bueno, como se suele decir, importa más la calidad que la cantidad.

-Sinceramente me encontraba en ese grupo unicamente para ver crecer los ideales del indeseable de Beifong John, queria ver madurar aquellas ideas...pero nunca las cambió, incluso cuando por su culpa mi prometida perecio el seguia diciendo que la Armonia y la Paz llegarian pronto...sin embargo...no fue asi. Decidi hacerme mas poderoso de lo que ya era, hasta convertirme en una de las dos montañas mas altas, ya que sabia que Beifong John no permitiria que ninguna otra montaña le hiciese sombra, no lo soportaria.Los seres humanos nunca se han detenido ante lo desconocido, los sacrificios les han hecho avanzar-Mientras decia aquello, el peliverde se levanto con cuidado en dirección a uno de los muchos "esclavos" que alli tenia, sin perder su sonrisa alza el rostro de uno de ellos con una mano mientras el otro bajaba con cuidado el sombrero que Maya le habia colocado tras aquel provocador beso suyo-.¡Los mas fuertes somos los que debemos gestionar el poder!, la Cúpula no permitira que seamos debiles ante nuestros cometidos.

-Siempre he pensado que la fuerza de ese tal Giotto no conocía limites...-dijo cambiando de tema mientras sonreía apretando las mejillas de aquella mujer que lloraba ante el sutil tacto de los dedos del chico-...pero parece ser incapaz de matar sea el precio que sea, seguramente creerá que su poder al estar en la cúpula hará que todos sean iguales y puedan entender el mundo tal y como lo entiende el. Ni siquiera sus "guardianes" están ahí con el. ¿Acaso no comprende lo que les pide? No todos son como Beifong John o como él.
Los dedos de Nicro bajaron poco a poco hacia el pecho de la mujer que tenia frente a él,sonriendo con malicia mientras ella lloraba apartando la vista, pero no pudo, pues Nicro le hizo clavar sus asustados ojos en los viperinos y dorados ojos de él.
-Ellos nos miran a los demás a través de su perfección y nos juzgan con su "propio corazón"-aquellas palabras las dijo con retintin-.Unos corazones que encuentran sus limites en una infinita bondad...pero un corazón bondadoso...-susurro mientras atravesaba el pecho de la mujer con sus manos hasta traspasar la carne con facilidad y apretar el corazón de esta con fuerza mientras escuchaba su ultimo agonico grito mientras el peliverde sacaba su corazón con fuerza y lo observa con una sonrisa; mientras el resto de esclavos observaba a Nicro con terror-...es mas facil de quebrar.

-En cuanto a lo otro-susurro riendo-.Puedo controlar el alma de mi "as" y si, cuanto mejor sea la calidad, mejor que la cantidad

Con pequeños pasos retrocedía hasta llegar al trono en el que hace pocos instantes Nicro observaba el lugar. Tomando asiento de lado, apoyaba mis piernas a un lado comenzando a balancearlas al tenerlas colgando. Escuchaba con atención lo que me decía y observaba como asustaba a los pobres prisiones tan solo con su mera cercanía… Eran tan divertido. Esperaba poder ver pronto a los de la cúpula en ese estado…Tan solo con imaginarme a un par en especial arrodillados y encadenados me provocaba escalofríos de lo mas placenteros.

-Nunca he tenido la oportunidad de ver a ese tipo en combate, por desgracia – Ni siquiera me gustaba mencionar aquel nombre…Odiaba tanto a ese maldito demonio que solo su mención conseguía revolverme el estomago- Pero tiene puntos débiles, como todos…y esos son su putita y esos bastardos suyos – Comenté con una cruel sonrisita mientras jugueteaba con mi cabello- Es fácil acercarse a ella, esa imbécil es increíblemente confiada… No creo que te cueste demasiado atraparla si te lo propones y sería un interesante cebo para atraer al estúpido demonio ese –Comente con claro desdén-  En cuanto a los guardianes… he tenido la mala suerte de encontrarme con algunos de ellos y  por mucho que me cueste admitirlo, hay que tenerlos en cuenta – Reía un poco al terminar de comentar esto- Aunque la verdad, cada uno parece ir por su cuenta y no están muy interesados en la protección de la cúpula, solo hay un par que parecen tomárselo en serio…el resto parecen más concentrados en otra cosa.

-¿Todos iguales? – Aquello me causó bastante gracia, cosa que fue fácil de notarse por mi risa- Ese lugar es una dictadura por completo y los muy idiotas se piensan que viven libres y están a salvo…Panda de retrasados… Si no hacen lo que dice el gran jefe – Pasé el pulgar por mi cuello ladeando ligeramente la cabeza-  perderán su linda cabeza o los echarán fuera de la cúpula … y aun creen que ese lugar es algo parecido a un paraíso o yo que sé que mierdas

Dando un pequeño salto abandonaba la comodidad de mi asiento para dirigirme junto a Nicro. La sonrisa que adornaba en todo momento mi rostro aumentó notablemente al ver lo que se proponía con aquella desdichada mujer…no, más que desdichada era afortunada. Su muerte sería rápida, ya no tendría que seguir sufriendo como el resto de sus compañeros.

-Desconocen lo que es la autentica desgracia… - Lo miré el silencio por unos instantes antes de tomar aquel corazón entre mis manos- Esa “infinita bondad” les hace pensar que todo puede solucionarse y que tendrán un final feliz y mierdas de esas  -Deje caer el corazón para luego pisarlo con fuerza, casi con rabia- Cuando terminemos con ellos veamos que tan bondadosos siguen siendo – Fijé mi mirada en la contraria al tiempo que rodeaba el cuello de Nicro con mis brazos-  Les mostraremos de que esta hecho realmente este mundo… - Añadí acercando mis labios a los de mi querido compañero, sin llegar a tocarlos- ¿Crees que cuando eso ocurra seguirán pensando de ese modo tan patético? Lo dudo muchísimo

-Créeme mi dama del caos-susurro él mientras la miraba con aquellos viperinos ojos, sintiendo los labios de su compañera lo suficientemente cerca como para poder besarlos-.En una guerra solo hay victimas, se puede decir que en la guerra yo solo disfrute matando a toda la gente que se me puso por delante, incluso varias personas de la Cúpula que habían venido en "son de paz", así que aproveche la contienda que estaban teniendo cuando los intente convencer de que se unieran a mi causa y bueno, una cosa llevó a la otra, y asesine a muchos de los encargados de los rescates...ah, y gente que no estaba de acuerdo con mi forma de pensar...ay, que recuerdos.

Estar tan cerca de la muchacha hacia que el peliverde casi perdiese el control sobre sus actos, pues sus manos paseaban por el cuerpo de ella con un suave vaivén; no le importaba que le viesen acariciando la piel de su seductora y querida compañera, nunca habían llegado mas lejos de unas simples caricias, pero hablar con ella de aquella forma mientras toda esa gente les observaba era simplemente delicioso...pero ante todo...excitante.
-En este vasto mundo de gigantes, la Cúpula no es más que una insignificante mosca-susurro mientras sin dejar de acariciar la suave y tersa piel de su compañera se giro hacia los rehenes que allí tenia; ordeno con la mirada a algunos de los espíritus del caos que allí habitaban que se llevasen a algunos a las "mazmorras" improvisadas que el peliverde había construido bajo las montañas, pero que dejasen a cinco individuos en aquel lugar-.No me creo en absoluto esa patraña de que la Cúpula es un paraíso, se que ese rubiales esta creando un ejercito personal para el gobernar sobre los habitantes de la Tierra, estando en los cielos se cree un Dios...pero no sabe la clase de Demonio que puede encontrar aquí abajo, os lo advierto una vez mas-susurro apartando suavemente la mirada de Maya, para dirigirse a los cinco individuos que allí había dejado.

-Ir contracorriente es perder el tiempo y gastar energías. No sirve para nada. La Cúpula no es ninguna coraza sólida, ni ninguna red de conexiones unidas, inseparable. Mucho menos un paraíso. Ese lugar esta diseñado para que nadie lo altere, para que vivan bajo las ordenes y mandato de ese tal Giotto. Si os salís del sendero que él os manda solo os aguarda la oscuridad, y seguramente os han dicho que la oscuridad es mala, pues bien...no es así, miradme a mi, estoy perfectamente aquí abajo y quiero que ellos sufran lo mismo que yo he sufrido, así que...-tras esas palabras Nicro chasqueó sus dedos y los espíritus se abalanzaron sobre los cinco individuos como una marabunta hambrienta; sus gritos de dolor, el como hacían heridas, partían huesos e incluso desmembraban a aquellos seres tan patéticos que creían en la Cúpula, era para Nicro la mejor de las sinfonías.

-¿Por donde íbamos?-susurro con suavidad mientras sus dedos recorrieron las espalda de ella hasta llegar a su cuello,  para acercarla a él y besarla de forma profunda, apasionada y ante todo, lujuriosa.

Sus palabras provocaron que un par de carcajadas escapasen de mis labios al verlo recordar aquellos sucesos con una extraña melancolía, por llamarlo de algún modo. Si tuviese que hablar de mi disfrute en la guerra, este no había sido tan sobresaliente como el del peliverde… Más que diversión era rabia y frustración lo que provocaba que destrozara a todo ser con el que me encontraba, hasta que poco a poco comencé a disfrutar con aquellos actos que no tardaron en resultar de lo mas naturales para mí- Casi pareces un viejo hablando de tiempos mejores – Reía pasando los dedos por su cabello con mimo tras volver a robarle aquel sombrero que no paraba de cambiar de propietario a momentos- A mí me costó un poco más encontrar en lado divertido a todo esto… -Una sádica sonrisa se hizo notar en mis labios, los cuales fueron en busca de los contrarios para besarlos con delicadeza, casi resultando más una cuidada caricia- … pero cuando lo hice, pocas cosas me resultaron más entretenidas.

Sin duda la escena en ese momento debía de ser de lo más curiosa, pocos encontrarían aquel lugar algo cómodo en el que demostrar… ¿Afecto? Podría llamarlo de ese modo por el momento. Pero para nosotros no parecía haber otro mejor, al menos para mí se me hacía de lo más idóneo. Las caricias de Nicro sobre mi cuerpo, el cual movía sutilmente y pegaba contra el suyo con movimientos suaves y pensados para provocarle de forma que pareciera casi casual, aunque por mi mirada dejaba claro que no era de ese modo, sumado a las miradas de miedo y confusión de los presos junto al aroma de la sangre que impregnaban el ambiente, lo hacía completamente perfecto para mí – Les ofrece una aparente calma y seguridad a cambio de mantenerse con la cabeza gacha y obedientes…los de ese lugar son solo ovejas sin cerebro,  demasiado idiotas para darse cuenta de lo que realmente está ocurriendo –Comente jugueteando distraída con su cabello.

Sin perder detalle de lo que les decía a aquellos pocos esclavos que habían quedado, yo me dedicaba a “molestarlo” mientras lo hacía. Estirándome un poco comencé a besar su cuello con lentitud, dibujando un pequeño sendero desde la base de su cuello hasta su oreja, a la cual atrapaba con cuidado entre mis dientes y mordía con delicadeza. Con una de mis manos acariciaba su abdomen y de vez en cuando lanzaba alguna que otra mirada a aquello desdichados que nos observaban demasiado aterrados cómo para saber qué hacer en ese momento…de todas formas, no podían hacer absolutamente nada- Pobres idiotas, casi y me dan pena – Comente segundos antes de ver como eras despedazados por aquellas extrañas criaturas.

Alcé el rostro hacía él al escuchar su pregunta, dándome poco tiempo para responder, por no decir ninguno, ya que al segundo de hacerlo sentí como sus labios se apoderaban de los míos mediante un lujurioso beso, al cual no tarde ni un segundo en responder con la misma intensidad. Clavando las garras sobre sus hombros con fuerza desgarraba su ropa y piel, creando en esta unos buenos arañazos- ¿Destrozar a tanta gente te ha excitado? –Susurraba sobre sus labios antes de volver a apresarlos con los míos, no sin antes morderlos morderle con fuerza.