El conejito blanco del lago [Libre] [1/3]

¡Leeme primero!:

Sábado//Soleado//4:30 PM// Bosque

Todo parecía tranquilo y relajante, la brisa ondeaba por el cielo, acariciando las hojas de los árboles, haciendo caer alguna que otra lentamente, como si danzara. Lehiya estaba tumbada en el césped del bosque. no sabría decirte muy bien como llegó allí así que me ahorraré las explicaciones para más tarde. Como iba diciendo, la pequeña estaba sobre la fresca hierba verdosa, acompañada de algunas margaritas. Aprovechando las sombras de algunos árboles que habían por la zona, Lehiya se tranquilizó tanto que se quedó dormida un rato. Esta llevaba su peculiar traje de estudiante que la hacia parecer una de verdad. Quizás por eso pasaba mas desapercibida por la cúpula. Le gustaba estar allí a pesar de que lo tenía rotundamente prohibido.

Dormía tranquilamente, hasta que, algo le tiraba de los pelos, pequeños tirones, lo suficientemente molestos como para despertarla. -Esta abrió los ojos levemente, algo adormilada, y miró hacia arriba con la vista, viendo a un conejo blanco de ojos rojos sobre su cabello, con un mechón en la boca mordiéndolo un poco.- O..oye.. eso no es comida...-Dijo sonriendo, echando sus manos hacia el conejo. Este al percibirlas se fue corriendo alejándose de ella.

La pequeña se giró y se incorporó para seguirlo, el conejo obviamente no se dejaba atrapar tan fácilmente. Como ella no quería hacerle daño, evitó usar sus poderes, también para no llamar demasiado la atención de cualquiera que podría estar pasando la tarde por el bosque, al igual que ella.

Corrió hacia el conejo, persiguiéndolo, metiéndose sobre los espesos matojos, algunos puntiagudos. No llevaba vendas casi por todo el cuerpo adrede, era una chica muy patosa aveces y muy descuidada, se hacía daño con facilidad. Las vendas aveces le duraban poco y terminaban cayéndose.

Sábado//Soleado//6:00 PM// Lago

Perdió de vista al conejo un rato, camino por la zona buscándolo, mientras tanto pensaba en algún nombre para poder llamarlo de esa forma. Casi siempre que veía un animal, le acaba poniendo un nombre. No tardó demasiado en llegar a una especie de lago, este era grande y con el agua de un celeste cristalino, se veía limpio y cálido por el sol. No muy allá, cerca de la orilla de este, estaba el conejito blanco. No pudo evitar sonreír al verlo y andar despacito para quedarse de cuclillas viéndolo.

-Mmm creo que lo llamaré copito.. si, así se llamará- Pensó mientras jugaba metiendo los dedos en la fría agua y observando al conejo beber agua de allí.