¿Pero dónde demonios estoy? - [Priv. Anna// Echo//Noise]

¡Sí! ¡Al fin lo había logrado!, tras mucho caminar se había largado de aquel infierno de clase que daba algún extraño profesor que no hacia otra cosa que hablar, hablar y hablar...¿pero quién había metido a Nero en una clase de teoría?, a él, al Ser Supremo que pretendía ser para proteger a la gente que admiraba y quería...que el supiera ningún poderoso guerrero necesitaba una preparación teórica...¿o sí?
Bueno, lo importante es que en aquel momento, el joven híbrido caminaba por las calles de la ciudad alternando la vista de un lado a otro, parecía buscar entre la multitud que ahora había por la calle a alguien en especifico...pero suspiro, quizás ya no volvería a escuchar la dulce voz de Nerissa, quizás la había perdido para siempre cuando deseo apartarla de él para no hacerle daño pues su parte de demonio pedía a gritos cada vez que pensaba en Nerissa en causar estragos en el cuerpo de la muchacha, sin embargo gracias a su parte de ángel, aquellos malos pensamientos habían acabado siendo solamente...recuerdos lejanos.
Recordaba el cabello azul de Nerissa moverse con la suave brisa del viento, aquella imborrable sonrisa suya y ante todo sus finos modales...si, cualquier persona que conociera a los dos muchachos podía decir que estaban completamente hechos el uno para el otro.
Nerissa era inteligente, recatada, guapa y amable; incluso en aquel infierno que pasaron juntos los dos muchachos cuando de pequeños los obligaron a crear armas para la guerra, ella no perdía la sonrisa...y aquello había sido lo que había llevado a Nero a desear liberarla de aquel infierno...a tal punto llego su deseo que hizo un pacto con aquel demonio que se hacia llamar a si mismo Luci.
Y Nero ahora no podía evitar sentir que su corazón se aceleraba cada vez que buscaba entre las personas de la Accademia, o de la Cúpula en busca de la chica.

Con un suspiro se llevo las manos tras la nuca, acariciando con suavidad algunos mechones de su pelo bicolor mientras su bufanda roja (también regalada por Nerissa) se movía con cuidado con el viento.

Llevaba en la cúpula un total de… solo cinco días. Había llegado en una nave con pocos supervivientes de Caos. Todo había sido un borrón entre reconocimientos médicos y el conocer a lo que se suponía que era su nueva familia. Demasiadas cosas para una niña que estaba acostumbrada a la soledad y el peligro que le rodeaban a todas horas en cualquier sitio. No es que fuese una asocial, de hecho perteneció a un clan estando en el Caos. Si no fuera por ellos estaría muerta desde hace mucho. Pero ahora no tenía a nadie de ellos ahí para guiarla y protegerla.

Tampoco es que estuviese sola en la cúpula. Su padre adoptivo le había asignado a una niñera. Solo hace media hora había salido por primera vez de la casa en el bosque. Acompañada o más bien dicho siendo arrastrada por su niñera a hacer unos recados en el mercado. Al mínimo despiste había salido corriendo hasta perderse en las calles de la cúpula. Se escondió al lado de unas cajas bajo la nieve.

La pequeña niña trataba de concentrarse solo en los pequeños copos de nieve. Tanta gente la abrumaba y en cierto modo la asustaba tantas personas juntas. Desconocidos y todos con magia en su mayoría. Nunca había visto nada como eso y en cierto modo eso hacía que se pusiese nerviosa. Por su cabeza pasaban las imágenes de personas matándose entre sí a sangre fría.

Sus poderes empezaban a descontrolarse cada vez que alguien pasaba por delante de ella. La nieve que había a su alrededor antes ahora no era más que un mero charco de agua. Estaba a poco de incendiar su cuerpo como una cerilla a pesar de que intentaba no contenerse y evadirse de sus miedos e inseguridades.

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