- ¿Huh?.. - Fue apenas el sonido con algo de confusión tras escuchar a aquel hombre. Extrañada ante aquel llamado negó con suavidad mientras en sus brazos, un par de libros se mecían. - ¿Quién nos llama? ¿De qué hablas? - Cuestionó la joven pelirroja al trabajador que en un corto mensaje y algo apurado informaba a la chica de que era citada en la oficina del que era su jefe. Le observó irse a paso acelerado, ni siquiera le dio tiempo de preguntar más, de saber de qué demonios se trataba aquel citatorio verbal, algo informal y poco usual pues por lo general a sus manos una carta sellada era el método de llamarles. No podía pasar a la biblioteca a dejar los libros que había tomado, un suspiro algo pesado y de fastidio emanó de ella y comenzó a caminar de regreso para atender.

Algo confundía seguía dándose vueltas en la cabeza de qué demonios pasaba, ¿Será que ella había hecho algo? A su recordar había entregado todos sus reportes, cumplido sus misiones y por mucho obedecer al pie de la letra lo que se le ordenaba. - A no ser… - Quizá el llevar a aquella chica a la tierra había molestado al guardián, algo acongojada hizo un suave mohín imaginando lo que vendría. - Pero fueron órdenes superiores… No me pueden regañar si cumplí. - Susurró a si misma tras dar paso a paso llegando a su destino, parada ante un par de puertas bien talladas de madera se quedó ahí, inerte por unos segundos tras dar una bocanada de aire y armarse de valor para entrar, un suave hueco en el estómago se había formado, extraña sensación al suponerse “conocía” a su jefe. Tocó un par de veces avisando su llegada y tras esperar un par de segundos, tomó la perilla girándola para abrir un poco la puerta apenas si lo suficiente para poder entrar.

Lo primero que vio fue un imponente escritorio de madera, tallado y elegante que escondía al guardián. Las piernas de él sobre este y aquella posición algo… ¿Relajada? Caminó notando a detalle la oficina con disimulo, era la primera vez que entraba, el simple hecho la ponía algo nerviosa. Hizo su propio camino a cada paso que daba hasta quedar frente a su jefe. - Buenas tardes. ¿Me llamó? - Saludó y cuestionó en un suave susurro. Observó a los lados con suma sutileza, era la única, quizá había citado a los demás. Se aferró con suavidad a sus libros apegándolos más a su pecho. Simplemente esperó.

Había estado un tiempo en las afueras de la academia, dedicándose simplemente a mejorar un poco su manejo con el balón puesto que con el paso del tiempo lo había descuidado un poco, simplemente era un poco de juego en práctica, usando algunas cosas de su alrededor como obstáculos para poder moverse y mejorar su sostén de aquel balón. La voz masculina de alguien claramente llamó su atención, girándose para observar a tal persona que claramente desconocía, o al menos no había tenido el suficiente cuidado para recordar su rostro -¿Ah? ¿Ahora? Pero qu- ¡Oye! … No pudo sacar demasiada información pues parecía ser perseguido por el mismo diablo al momento de marcharse.

Soltó un suspiro un tanto frustrado al ser interrumpido cuando mejor se la estaba pasando, sin embargo trabajo era trabajo, imagino que tal vez tenían algún encargo para él –Justo ahora… Era mucho más fácil dar los informes por carta, detalles de posición e imagen con suerte ¿Para qué llamarlo? –No me digas que es algo más difícil… Era lo único que pasó por su mente, al menos por ese momento. Con el balón bajo el brazo comenzó a caminar hacia el lugar de citación, tal vez algo apresurado por la intriga que le daba todo eso.

Sus pasos resonaban por los pasillos del lugar mientras aquellos orbes dorados demostraban tal vez desinterés total, aunque esto no fuera así internamente. Se detuvo unos instantes delante de aquellas imponentes puertas que impedían que llegara de una vez a su destino, soltó un ligero suspiro y golpeo dos veces antes de abrir la puerta con total calma –Buenas… Aquella mirada desinteresada desapareció al observar a aquella mujer en medio de la sala, dejando ver tal vez un mínimo de sorpresa por ello. Tras observar con más detalle, notó claramente al hombre notablemente relajado detrás del escritorio – Así que no fui el único… Pensó en voz alta, dejando ver aquella pizca de apariencia despreocupada que solía tener en un inicio.

Se adentró a la habitación, cerrando las puertas detrás de él caminó observando todo el lugar hasta detenerse a un lado de aquella mujer, manteniendo la mirada fija en su jefe –Lamento la demora Se disculpó con sinceridad a pesar de que en su rostro se mantenía una ligera sonrisa, típica de él “¿Sucede algo?” Decidió guardarse tal tonta pregunta, pues era claro que no lo llamarían por nada. En lo que suponía esperaba al resto de personas, observó un poco los alrededores de la habitación.

Me encontraba recostado en el una de las ramas del bosque admirando la belleza de la naturaleza cuando me llego una llamada:-Hay reunión, ven al lugar de siempre-, yo no me moleste en contestar lo único que hice fue limitarme a cortar la comunicación no necesitaba saber mas que eso aun que conociendo el sistema lo único que me iban a decir seria eso.

-Al parecer la relativa calma que ha rodeado al escuadrón de asesinatos ha llegado a su fin-fue una suave sensación pero algo me aseguraba que se avecinaban días divertidos para nosotros, pero no le di mas vueltas al asunto, no tenia sentido hacerlo si hay posibilidades de que algo pase lo veremos con el tiempo, no tiene sentido darle vueltas a algo tan pasajero como un presentimiento, encendí un cigarro y al ponerme en movimiento todas mis articulaciones tronaron por que hace horas que no movía de mi posición.

Al observar el cielo de la cúpula me di cuenta de que estaba completamente nublado, no de un color que auguraba una fuerte tormenta sino un gris claro pero por el olor a humedad en el ambiente tenia la certeza de que en cualquier momento llovería.

El camino era boscoso y molesto para alguien que esta vistiendo un yukata de verano y unas sandalias de madera aun que podía volar no sentía deseos de hacerlo hoy era de esos días con los que no me sentía para nada cómodo y lo peor era que no tenia ni idea de por que.El resto de la caminata fue muy simple el mismo paisaje monótono se repetía una y otra vez hasta que llego al lugar de su destino aun que como siempre las puertas estaban cerradas, con una gran calma simplemente me transforme en humo y pase por las rendijas de la puerta, la sala estaba sin ningún cambio lo único diferente es que había mas gente de lo normal, normalmente no nos llamaban de una manera que no sea individual.

-Buenas tardes, hace tiempo que no nos vemos-dije calmadamente mientras me sentaba en uno de los sillones que tenia la sala para luego soltar suavemente.

Si le dieran un caramelo cada vez que bostezaba…ya estuviese entrando en un coma diabético. Noah descansaba en uno de los tantos salones de la Accademia, básicamente recostado en un suave sofá, medio dormido esperando a que algo pesase.. o alguien al menos para poder desviar su atención. Estaría libre de trabajos, había poco movimiento, básicamente ningún cuello al cual poder degollar a mordiscos, como quien diría. Simplemente ahí tumbado leía un libro cualquiera a mala gana, cuando este mismo fue golpeteado desde abajo haciendo que elevara la atención al sujeto del cual lo habría hecho.
Aquella mirada solo decía que para algo se le necesitaba – Hay reunión – se le avisó sin rodeos ni nada, siendo justo y preciso. - ¿Cómo?- apenas le había prestado mucha atención al sujeto, quien solo le daría la espalda caminando por donde había entrado - Ahora - Dicho hombre se haría humo por una de las puertas, lo quedó observando mientras se levantaba de su descanso, cerrando el libro dejándolo sobre uno de los mesones. – Qué pesado – suspiro rascándose tras del cuello.

¿Reunión?... algo habría ocurrido, en tal caso. Si le habían ido a llamar suponía que se trataba de algo de importancia, por lo que Noah no dudó en echar a andar al centro de inteligencia, siempre con aquel andar duro y gesto frío, vistiendo su abrigo largo y pesado, con guantes, tapado hasta bajo la nariz mirando por donde pasaba.


Ahora mismo deseaba fumarse un buen cigarrillo, pero dudaba que sea bien visto que entrase al cuarto con el ejemplar encendido, y tampoco pretendía llegar tarde a una cita de tal nivel. ‘ Seguramente se trata de una nueva misión ‘ pensaba mientras caminaba sin demasiado apresuro, doblando en esquinas, las más recónditas.. Claro, aquel centro no estaría situado en cualquier lugar donde algún estudiante pudiese entrar a meter narices.
En lo personal la idea de tener algo de acción no le sentaba mal, se sentía de veces inútil haciendo las guardias, ya veía que sus brazos se caían del desuso que les daba.
Ni se molestó en abrir la puerta, porque digamos que ya estaba a medio abrir en cuanto llegó al espléndido salón.

Había movimientos adentro de este, seguramente sería el último en llegar aunque sinceramente le daba lo mismo . Sin querer entrar de una forma espectacular o algo descubrió su barbilla, de manos a los bolsillos entraría en silencio situándose en un lugar más o menos apartado de sus compañeros, denotando aquella prominente presencia del guardián. Lo observó por unos segundos, ni siquiera había saludado a los presentes, por lo que se molestó en cerrar las orbes bajando el rostro un poco, un estilo de gesto, de reverencia, saludando al jefe.

El aroma dulzón y afrutado de la humeante bebida que disfrutaba el albino en ese momento, le hacía perderse por completo en su estrambótica mente. En aquel  momento se encontraba de lo más calmado y relajado, algo que saltaba a la vista nada más verlo. El asesino, que en ese momento podría parecer cualquier cosa menos uno, se encontraba en una zona algo apartada de los jardines de la academia, desde un punto en el que podía observar a los estudiantes ir y venir con total tranquilidad sin necesidad de llamar demasiado la atención. Aunque hacerlo no era demasiado complicado, pues no resultaba demasiado normal que alguien se pusiera a disfrutar de su hora del té en medio de los jardines como si fuese lo más natural del mundo.  

Recostándose en su asiento, Ken bebía un poco de la humeante bebida, cerrando su ojo al hacerlo – Esta delicioso, realmente bueno – Comentaba como si realmente hubiese alguien frente a él, cosa que para el albino era. Tomando una de las pastas que preparó el mismo con dos de sus dedos, la ofrecía a su “acompañante”, terminando por comérsela él al ser rechazado por la contraria, cosa que no pareció ofenderle demasiado. Dispuesto a tomar una segunda pastita, sentía la presencia de alguien a su espalda - Hay re… - Una de las colas del muchacho envolvía su cabeza, dejando únicamente sus ojos al descubierto. Ken giraba el rostro, mirando por encima de su hombro al contrario con una pequeña y educada sonrisa- Querido, deberías tener mejores modales – Volvía la vista al frente, tomando un poco de su bebida – Interrumpir a alguien mientras toma el té – Suspiraba moviendo la cabeza de un lado a otro completamente disgustado- Hoy en día apenas existe gente con modales – Tomaba la pequeña tetera, sirviendo un poco mas de bebida en la taza de su acompañante, repitiendo el proceso con la suya. El chico a su espalda, permaneció por el momento calmado, a pesar de tener aquella envoltura alrededor de su cabeza, no parecía estar demasiado sorprendido por ello, debido seguramente a que ya fue informado del extraño comportamiento del albino.

Al terminar, casi una hora después, Ken liberaba la cabeza del chico, girando sobre su asiento para colocarse frente a él –  Tienes que aprender a tener mejores modales, si mi invitada llegase a ofenderse me habrías metido en un buen lío – Comentaba con autentico pesar en su rostro- ¿Qué querías? – Las colas del muchacho se movían relajadamente a su alrededor, con movimientos serpenteantes e hipnóticos, de los que bien se sabía que había que tener cuidado si no se quería terminar cortado en pedazos – Hay reunión… - Le decía finalmente al asesino, el cual inclinaba su rostro hacía la derecha observándole- ¿Reunión de qué? – El chico pareció confundido por un momento, pensando que el contrario le estaba tomando el pelo – De…bueno, ya sabe. El jefe lo llama – Ken lo miró en silencio por largos segundos, casi pareciendo que le estuviese llamando “idiota” con la mirada- Que chico mas adorable – Saltaba de repente, colocándose a su lado acariciando su cabello – Buen chico, buen chico – Le entregaba una galleta, como el que premia a un perro tras hacer un buen trabajo.

Tras ser informado, lo normal hubiese sido ir directamente al lugar en el que sabía se celebraba la reunión…Pero por el momento, no tenía intención de asistir. Las reuniones le resultaban de lo más aburridas, seguro que solo le dirían un montón de tonterías sin sentido, cosa que no tenía ganas de escuchar en ese momento. Era mejor perderse por el bosque y disfrutar de la naturaleza, aquello le resultaba mucho más entretenido que una reunión sin sentido.  Aquello era lo que se proponía, pero en cuanto tomaba el camino hacía el bosque, unas voces chillonas e infantiles se hacían escuchar en su cabeza- No, no, no… ¡No quiero ir!  ¡Maldita sea! – Exclamaba de la nada, llamando la atención de algunos pocos que se encontraban a su alrededor- ¡Arg! – Gruñía de lo más molesto, retrocediendo sobre sus pasos,  trastocando sus planes- Que irritantes, que molestas, que irritantes, que molestas… - Repetía una y otra vez encaminándose al punto de reunión, lugar al que no quería ir, comportándose en ese momento como un niño pequeño que era obligado a ir al colegio.

Llegando al punto de reunión, entraba en la sala dando un pequeño salto de lo mas infantil, echando un rápido vistazo a su alrededor se fijaba en los que había en el lugar de forma superficial-  Hola, hola – Comenzaba a caminar por la habitación, mirando todo con la curiosidad típica de un niño pequeño- El amo llama y aquí estamos como humildes esclavos – Comentaba acompañando aquellas palabras con una suave y sarcástica risita.

Después de una noche ajetreada en el bosque donde no había tenido otra tarea más que exterminar un renegado, la joven ninfa regresó dispuesta a dormir por el resto del día. Así lo había planeado ya cuando se encontraba recostada sobre su cama, manteniendo la mirada entornada hasta que poco a poco fue entregándose al cansancio, al sueño mismo que tanto ansiaba para recobrar un poco de energías. Sin embargo y como era de esperarse un pequeño golpe en la puerta la alertó, logrando que se incorporara casi de manera automática para ir a ver de quien se trataba.

Solo era un trabajador que le daba un mensaje bastante claro. Grande fue su sorpresa cuando oyó tal recado, notándose en el repentino parpadear rápido de la pelirosa que quizás no acaba de comprender del todo por encontrarse aun parcialmente dormida. Sin más que hacer, observó el reloj de reojo y al notar que tenía un poco de tiempo aprovecho a cambiarse o incluso también a tomar una ducha que no duró más de cinco minutos más que nada para terminar de despabilarse. Minutos después, la ninfa cruzaba los interminables pasillos siempre con ese paso firme, sigiloso pero que denotaba atisbos de sensualidad propios de su raza. Ella iba pensando en mil cosas a la vez, pero como era de esperarse, en su semblante no se notaba absoluta emoción alguna, por lo que ciertamente llegaría a ser algo difícil el saber qué cosas estaban atravesando su mente.

Finalmente, tras encontrarse frente al líder de los asesinos, hizo una leve reverencia ocasionando que algunos mechones rosados de tal espesa melena se inclinaran del mismo modo elegante. Levantó el rostro, posando tal mirada asertiva pero completamente serena sobre los ojos de Xanxus unos momentos, ciertamente con el debido respeto que se merecía nada más ni nada menos que el líder de los asesinos. Luego, observó de reojo a sus compañeros en lo que dejaba escapar un pequeño suspiro sin ninguna emoción en particular.

-Lamento la demora- Susurró en un tono de voz tranquilo a la espera de enterarse para que habían sido convocados de forma tan repentina, situación que ciertamente le despertaba curiosidad interna aunque no expresase nada al respecto.

El peliblanco se encontraba en su habitación tranquilamente tomando una ducha, después de haberse divertido un poco con aquella muchacha que había caído totalmente a sus encantos sin problemas, además, eso le había servido bastante debido a que la chiquilla era virgen y le había proporcionado mucho más alimento del que había imaginado. Disfrutando de aquellas gotas de agua que limpiaban su pálido cuerpo sintió una brisa de viento desde el centro de el lugar donde se encontraba, cerró el grifo de agua para salir tomando la primera toalla que vio colocándosela a la altura de su cintura.

En el camino hacia la habitación, peleaba con su níveo cabello mojado que caía en su rostro, era molesto pero jamás se cambiaría ese estilo que tanto amaba, y para él, su imagen era importante, después de todo, le gustaba estar a la moda luciendo con estilo, a pesar de que era un total asesino sin piedad alguna, solía verse alegre y dulce, como sus fundamentales fresas bañadas en chocolate. Al llegar divisó que la cama estaba totalmente vacía, se fijó en si estaba en algún otro rincón de el cuarto pero no había absolutamente nada, soltó un suspiro para luego percatarse de otro detalle mucho más importante que el anterior, había una nota en la cama.

Esperaba con todas sus letras que no fuese un mensaje de la chica con alguna declaración que no le gustaría saber, pero para su sorpresa, era un mensaje con tal de llamarlo. “No he hecho nada malo ahora que recuerdo, ¿será para algo nuevo? Espero no haber metido la pata” pensó mientras se vestía rápidamente.

Después de aquel rollo, llegó al lugar citado encontrándose con sus compañeros, no sabía para que fuera en realidad y eso le causaba bastante intriga. Caminó entre sus compañeros para colocarse al lado de Kaneki, que era su compañero que más había compartido dándole un ligero codazo. – “Hola, hola” – canturreó mientras miraba a su superior sonriendo levemente – “He llegado.” –   avisó mientras seguía el orden uniforme de los demás.