Cuando menos se dio cuenta, ya estaba en el CI. Tenía demasiado tiempo que no estaba en una situación así, así que estaba algo anonadada.
Llegaron al CI sin Shuuya. Según Natasha los alcanzaría luego. Poco después de llegar comenzó una especia de riña entre Natasha y Rybak... Cada una reclamaba que el grupo contrario posiblemente no estaba donde debía (asesinos y espías).
Las viejas rivalidades y rencores entre ambos grupos salían a la luz con la pelea de las chicas. Estaban comenzando a sacarle de sus casillas. Estuvo a punto de dispararle al techo con tal de callarlas. Por fortuna Doyle y Shuuya interrumpieron la discusión... Pero era posible que comenzaran de nuevo, por lo cual decidió "desconectarse" temporalmente de la pelea antes de terminar matando a quien fuera.

Tanta repetición de la palabra "virus" comenzaba a molestarle, así que para concentrarse en otra cosa que no fuese su pistola volándole los sesos a alguien, se concentró en resolver la adivinanza, al fin y al cabo, las adivinanzas eran uno de sus hobbies. Al igual que los acertijos...

Punto de partida: Ponerse en lugar del terrorista. Alguna vez había cometido terrorismo. Así que no le era complicado el ponerse en el lugar del terrorista.

Repasó mentalmente que haría: Se infiltraría en el sistema. Eso podía lograrse con algo de magia o química para borrar el rastro. En cuanto a las cámaras necesitaba a alguien que fuese un cerebrito con ello... Eso le llevaba a pensar que por menos, aquel trabajo había sido efectuado entre dos personas (como solía ocurrir siempre con esas cosas), el cerebro y aquel que hacía el trabajo sucio (pero eso ya lo comprobaría en la escena del crimen).
Una vez logrado el objetivo de infiltración y borrado de rastro, se dedicaría a una de dos: O proceder de manera silenciosa o, de manera estruendosa para dar a notar el vandalismo.

Twelve había optado por lo segundo. Lo siguiente (siguiendo con la idea de darse a notar) sería anunciarlo a las posibles victimas (y decía posibles, ya que al parecer Twelve quería divertirse con ellos), dándoles una pista a manera de acertijo. Si ella diese la pista que Twelve les dio... ¿por qué daría esa pista?
Obviamente aquella pista no apuntaba literalmente a algo. Si ella diese esa clase de pista era obvio que era en sentido figurado.
¿Qué era un virus? Algo que se infiltraba a otros organismos como una enfermedad. Entonces... El "virus" era una influencia que "algo"... No, "alguien" tenía sobre la cúpula... Ese alguien era una persona con poder o capacidad de influir a otros con facilidad... ¿Tal vez un maestro...? No. Un maestro sólo podía influir a los alumnos, no a la cúpula entera...
"Vamos Alice, ¡piensa rápido, no queda tiempo!" Se repetía a lapsos. La cúpula entera... ¿Quién influía en la cúpula entera? ¿Quién había esparcido una idea como un virus? ¿Quién podría...?
La solución vino a su mente como si de un destello se tratara. ¡Eso era! ¡ÉL era el único con ese poder...! En ese caso, aislar al virus se refería a.... Maldito Twelve...

Tenía que actuar con prisa y YA. Tomó el walkie talkie y voceó a todo aquel que tuviese unos por medio de aquel bendito aparatito.

- ¡Todo aquel que esté buscando en la cúpula, deje lo que esté haciendo y diríjanse a la Oficina de Giotto! ¡YA! ¡Desactiven la maldita bomba que no tenemos tiempo!

Tenía demasiado tiempo sin dar órdenes. La adrenalina recorrió su cuerpo al sentir esa emoción de nuevo.
Podía sentir las miradas de todos sobre ella. Sabía que l actuar tan impulsivamente obviamente la iban a mirar de esa forma. Se giró bruscamente.

- ¿Qué se me quedan viendo? ¡Hay una bomba que desactivar! ¡Muévanse!

Lo último lo gritó mientras salía corriendo del CI. No estaba acostumbrada a hablarle así a sus camaradas, pero tenían que espabilar...
La oficina quedaba jodidamente lejos... Y si era franca... no creía que fuese a llegar a tiempo. Rogaba porque alguien hubiese escuchado su mensaje y estuviese lo suficientemente cerca para salvar el día...

Era la segunda vez que pasaba por el despacho del director. Este estaba completamente ocupado en dar órdenes a través del megáfono como para tan siquiera saludarla. Alzó una ceja al ver que por lo menos el director miró los informes sobre los daños de los laboratorios. Le dejó otra carpeta sobre la investigación del hospital. Como esperaba no había ningún virus suelto ni nada nuevo. Entonces sería demasiado sencillo. Agradecía al menos que el director rechazase las visitas de los demás en persona.

Miró alrededor para comprobar la seguridad del propio director. Ante todo debía asegurarse de que la seguridad de Giotto no fuese violada por unos simples terroristas. Tenía conectado el Walkie a la espera de alguna noticia que no tuviese que ser sobre la enfermería o el hospital. Ya tenía a Gowther en pleno enfrentamiento con Nicro. Algo más de lo que alertar al director. Miró a una de las columnas notando algo raro. Arrastró la silla y se subió a ella para investigar. No tuvo tiempo a pensar cuando la voz de Alice sonó por su Walki. Lo cogió enseguida.

--Estoy aquí, la tengo delante… si hay alguien cerca apartad a los civil…--iba a continuar cuando horrorizada se dio cuenta de algo--. Será hijo de p….

La conexión se perdió en ese mismo momento. Apenas unos segundos más tarde la bomba explotó derribando una a una las columnas del despacho del director. No tenía previsto que la bomba fuese como una enredadera de pequeños detonadores.

En apenas unos segundos todo se volvió negro.

Era increíble que no hubiesen detectado la primera bomba. Estaba completamente seguro de que la adivinanza fue muy sencilla como todas las siguientes. De hecho ni se había molestado en lanzar una segunda pista. De haberlo sabido… bueno, no, ese era el fin. Eliminar al “virus” que cegaba las mentes de todos aquellos “habitantes” de la cúpula. No eran más que meros futuros soldados rasos.

Iba a en dirección a la cocina cuando la sacudida de la bomba los pilló a todos por sorpresa. Era como vivir un terremoto de pequeña escala. Los gritos llegaron hasta el lugar más recóndito de la Accademia. No pudo evitar salir corriendo como algunos otros en busca del origen aunque a diferencia de los demás, no tenía por qué seguir la nueve de polvo y humo, ya sabía que el despacho del director voló por los aires. Nada más entrar observó como la estructura de las escaleras estaba completamente destrozada y donde estaba el túnel hacia el despacho del director estaba todo completamente hundido. Alzó la mirada por los cascotes y esperó unos minutos mientras la gente comenzaba a mascullar.

--El director no sale… el director está muerto—a pesar de que su voz sonó baja y trémula llegó a los estudiantes de su alrededor. Luego comenzó a expandirse a todos el rumor. El caos comenzaba a apoderarse por completo de la Accademia.

Los rumores no tardarían en llegar a toda la cúpula y a Caos.

El albino seguiría sin preámbulo alguno a la pelirosa, dedicándole a ella misma una tenue sonrisa, a pesar de que se suponía que era una situación de alto riesgo – O podría tratarse de alguien de adentro. Es más probable , a mi parecer, que se tratase de alguien entre la cúpula, después de todo, si se hackeo el sistema fue cosa de algo planeado más que improviso. Suena demasiado …. El hecho de que la vigilancia de los centinelas e inclusive la propia sea tan deplorable como para no notar que una rata de afuera se haya infiltrado – Suspiraba con algo de exasperación siguiendo el camino. La propuesta de la chica no fue más que válida, llevar a los demás a un sitio seguro para al menos poder protegerlos de alguna forma y otra. Pero se veía bastante complicado si se pensaba que algunos estaban sumidos en el pánico del momento. Si es que realmente el cuento de la bomba se estaban tragando. Pero algo era seguro, después de todo un simple anuncio de radio podría especular entre los alumnos, pero ellos mismos, que tenían la información privilegiada , sabían que la amenaza iba más que en serio.

No esperó demasiado tiempo para verse , de un segundo a otro atacado por las espaldas. Casi se va de lleno contra el suelo de cara, sosteniendo a tientas parte de las piernas del rubio que se le había lanzado. Ya se lo esperaba, pero era imposible que aquello lo dejase completamente indifente – Vamos, hombre, que pesas una toleda Comentó entre una suave risa. Poco a poco el grupo comenzaba agrandarse más, y no sólo con espías y asesinos. Se veía algo ciertamente prometedor, pero si estaban todos en el mismo sitio buscando por los mismos lugares nada llegaría a nada. Saludó apenas con un gesto a la chica peliroja de coletas, sonriendo con levedad pero con la misma seriedad de siempre, al igual que a los demás espias presentes, sumiéndose entre su abrigo sin querer participar mucho del dialogo .

Y de entre tanta discusión y especulación. Luego de varias horas haciendo nada en especial, se escuchó el anuncio de la misma chica de coletas. Más exasperada. Ya había sido localizada la bomba.
Corrió como pudo, casi sin interés pero a la misma vez con curiosidad por el asunto con los demás, pero era tan tarde que la bomba había explotado y ni siquiera pudo ser capaz de ver con sus propios ojos el espectáculo. Ahora mismo se preguntaba por qué diablos el centro de inteligencia se encontraba bajo tierra y tan lejos. Pero en fin, el caso era el siguiente.
La bomba era cierto, el director no daba ni asomo entre la multitud de polvillo debido el desplazamiento de los pilares. ¿Qué hacer? . . . poco a poco se llenaba más de gente, alumnos, en general. Era un sitio bastante peligroso, pero ahí mismo quedó, hurgueteando de forma cuidadosa en los escombros sin mover demasiado. Una de las prioridades era sacar al señor Vongola del encierro.

El tiempo iba bastante rápido y todo era perdido en la charla. Tampoco a Wilde le interesaba mucho lo dicho, era incapaz de creer que la cúpula había tenido fallos en el sistema de seguridad.

Asintió a la llegada de un supuesto colega de cabelleras negras " Sí, Buenos días " respondió en el mismo tono bajo y poco hablador que el de siempre mientras sacaba sus propias conclusiones respecto al caso, siendo para él hasta un poco complicado con tanto ruido que había a su alrededor.

En cuanto apareció la musa de blanco que encontró la otra vez diambulando por los pasillos de noche, le obsequió de igual forma que la del albino una sonrisa, pero en Wilde era un tanto más extraño que eso ocurriese " Señorita Colette. " respondió el saludo.


Fue desilucionante de que el tiempo transcurriera y aun no habían señales de la existencia de la bomba. Ayudó a buscarla pero ya algo agotado volvió a la mesa esperando alguna otra indicación, ya creía que todo eso era una broma, pero en cuanto se sintió el estallido y el resonar de las vibraciones por el vidrio, instintivamente y quizá siendo mezquino de los demás, abrió su gabardina abrazando a la Harrison para protejerla de algunas cosas que salieron volando, aunque no fue necesario debido al ventarrón que ayudó a que los cristales rotos del remezón no le llegasen a nadie.

Tomó un sorbo de su taza de té y prosiguió a hablarle al Harrison.- Uhm… ¿Quién sabe? Bueno, supongo que no hay nada que hacerle, tengan cuidado.- Con la última palabra también se dirigió al joven rubio, sonriéndole de vuelta, esta vez no de esas sonrisas sarcásticas que eran muy típicas de Colette.
Fue sorprendente como el tiempo transcurrió tan rápidamente, a la albina no le afectaba la gravedad del asunto y siguió en la cafetería como si nada, sin percatarse que el tiempo se acortaba cada vez más. Vio llegar a Wilde exhausto, sin resultados positivos. Colette intento tomar un sorbo de té cuando sintió un estallido y cómo las vasijas retumbaban en sus manos, aturdida, sin poder reaccionar, no había percibido que el cuerpo del rubio la envolvía.- Tsh… Al parecer no era mentira… Game over.- susurró casi para ella. Miro al joven Wilde, dedicándole una sonrisa en forma de agradecerle, intento ocultar el rubor de sus mejillas lo más rápido posible.- Ah! Gracias… ehm.. bueno, fue un gusto verlos el día de hoy, yo evacuaré junto a los estudiantes, espero que nos encontremos nuevamente y cuídense ¿Si?.-

Las palabras duraron bastante, la tensión entre las dos mujeres parecía crecer más y más, él se mantenía con una suave sonrisa en su rostro en todo instante, como si disfrutara eso, sin embargo internamente se molestó al ver las intenciones de la espía. Él personalmente quería mantener todo el asunto en secreto, por la seguridad de la pelirosa y el niño, y no temblaría a la hora de hacer callar bocas. Su semblante no cambió en lo más mínimo, metió nuevamente las manos a los bolsillos en lo que escuchaba las últimas palabras de todos y sonrió ampliamente al escuchar como la espía parecía no querer creerse que la había incluido en el grupo -¡Como escuchaste! ¡Estas dentro! Comentó con alegría, acercándose a ella se inclinó dada la diferencia de altura, lo suficiente para que su rostro quedara justo delante del ajeno –Solo tengamos cuidado, nunca se sabe cuándo podamos perder las narices por meterlas donde no debemos Susurró suavemente, una voz grave, baja, ligeramente amenazante, incluso sus orbes dorados habían perdido toda su alegría durante unos segundos.

De forma automática, como si eso jamás hubiera sucedido, se alejó de ella, soltando una risa baja, infantil. Hizo botar el balón dos veces antes de continuar el camino por los pasillos, a pesar de eso, el repentino grito de la asesina de coletas lo alertó enormemente ¿La oficina del director? ¿Giotto? Automáticamente la imagen del hombre a quien él tanto respetaba apareció en su rostro y de un segundo a otro, antes de poder siquiera pensarlo dos veces, sus piernas se movieron rápidamente, comenzando a correr para intentar llegar a la oficina. Su adrenalina subió de forma inmediata, sus sentidos se pusieron al máximo, debía encontrarlo, tenía que llegar, los gritos de las chicas a través de los transmisores solo podían ponerle los nervios aún mas de punta ¡Debía llegar!

Un fuerte pitido invadió sus sentidos seguido de una ola de sonido producto de la explosión, el lugar retumbó y  ni siquiera estaba en su rango de visión, lastimosamente sus oídos fueron una tortura para él en esos instantes, sus pupilas se contrajeron increíblemente ¿Explotó? Una vez llegaron al lugar estaba repleto de escombros polvos y personas que se acercaban a ver. Decidió meterse entre la multitud, podría ser confundido por uno de los estudiantes más grandes o un trabajador, así mismo, observó con detalle su entorno, buscando una pista que le diera el paradero del señor Vongola así como la espía que estaba allí.

Solo un suave murmullo captó su atención ¿muerto? Elevó la mirada, buscando entre las cabezas de los alumnos a quien había dicho esa frase, sin embargo pronto todos ellos comenzaron a decirla, a repetir sobre la muerte del director ¿Qué deberían hacer? Se frustró, sabía que era imposible que el director muriese, pero saber que no habían podido detenerlo a tiempo era bastante exasperante. Aunque admitirlo sonase mal, la situación se puso cada vez más interesante.

Me llamo Marco Tepes,  tambien me llamo Marck tepes,  Y the Ripper  o El destripador en español,  tengo muchos nombres diganme como les plazca,  por cierto los dos ultimos son una broma...-  Dijo apagando el cigarro,  para mirar con una sonrisa a la chica nueva que se habia integrado, tal parece que Marck no a hecho muchas amistades en este lugar,  aunque bueno eso cambiara mientras yo este en el poder aprovechare este caos al maximo,  y me ire a divertirme por ahi con unos amigos profesores,  claro aqui parecen de todo menos fiesteros,   pero eso que importa estamos en una gran fiesta y pronto habra fuegos artificiales,  solo debemos esperar por el espectaculo principal

-Ah fuegos artificiales ACTIVENSE-  Dijo en broma pero para su sorpresa justo en ese momento comenzo a estallar la bomba,    a lo que el simplemente se quedo parado,  se tambaleo un poco por la rafaga de aire que habia azotado el lugar,  nada importante,  no fue una explosion tan grande y por lo visto nadie habia salido herido, -Vaya mejor contratemos a otro pirotecnico para la proxima esto fue un fiasco,   bueno solo queda decir adios chicos,  hasta la siguiente fiesta-  Dijo mientras daba media vuelta hacia algun lugar fuera de la cafeteria