El que trae el caos (libre)

-Ku,ku,ku-se reía con suavidad aquel individuo mientras se colocaba su sombrero de ala caída y caminaba por aquel lugar tan templado; un bosque...como en antaño era el lugar favorito de los espíritus "buenos" para esconderse...sin embargo...no había ni nada, ni nadie bueno a ojos de Nicro, quien movía con alegría su cadena en círculos y tarareaba Thunderstruck del grupo de música AcDc que en antaño tanto había escuchado en sus numerosos viajes junto a aquel estúpido, egocéntrico y malcriado crió llamado Beifong John...pero la verdad era que tenia un indudable oído para la música.
A cada paso que daba y tarareaba la música, Nicro generaba en sus pies una gran cantidad de oscuridad a su alrededor que poco a poco consumía la poca naturaleza que aquel lugar quedaba...dándole un nuevo toque a aquel lugar, no un bosque casi muerto...sino uno tétrico, lleno de maldad, de oscuridad y el reía de forma alocada mientras pateaba una pequeña roca con su pie y la enviaba contra lo que parecía ser el espíritu de un cervatillo.

-Lo bueno de este sitio es que puedo corromper todo lo que quiera...y tu querido, no escaparas tampoco-susurro como si estuviese canturreando, la piedra no impacto en aquel cuerpo intangible, pero con un rápido movimiento de su mano lanzo la cadena de plata que rodeaba su mano contra la criatura y esta cogió la forma de una serpiente hecha de oscuridad que impacto en el cuerpo de aquel "animal" inyectando la oscuridad en ese ser, haciendo que lanzase un agónico grito de terror mientras veía como el "agradable" cervatillo, mutaba hasta convertirse en la mas horrible de las criaturas-.Ves...así estas mucho mejor.

<<No deberías estar jugando tanto, Nicro>> Una voz siseante y siniestra rodeaba al hombre mientras este sonreía con malicia, se trataba de su espíritu acompañante, Ouroboros, quien se materializaba en aquel momento a su alrededor con forma de una oscura y gigantesca serpiente que rodeaba a Nicro.

-Lo sé, pero hasta que encontremos la manera de liberar a Genbu...puedo crear mas el caos, así cuando nuestro señor vuelva, todo sera como a él le gustaría que fuese.

<<Y si, ¿se entrometiese Beifong?>> pregunto la voz de la serpiente mientras se enroscaba alrededor del brazo del hombre.

-Oh, por favor Ouroboros, ¿por quién me tomas?-pregunto mientras seguía sonriendo con malicia-.Esta todo calculado, ese crío esta en la cúpula si bajase, encontraría la peor de las muertes a mis manos, ya que se como matar a alguien como él.

<<¿Ah si, cómo?>>pregunto el espíritu del caos mientras observaba con sus etéreos ojos al hombre de eterna y maléfica sonrisa.

-Ataca a lo qué mas quiere.

Iba de camino a algún sector frío aunque a cada paso que daba le hacía sentirse que en realidad solo estaba dando un rodeo. No es que tuviese una meta fija o algún blanco fijado por espiar. Además el deambular podría significar dos cosas… bueno tres: 1 haberse perdido, 2 encontrar algo interesante por el camino y 3… no encontrar nada más que un paraje tóxico.

Se paró en aquel bosque muerto que parecía que a cada segundo lloraba de dolor, cómo si el bosque entero se momificase. Caminó hasta la sombra de un sauce y se agachó para tocarla. Cerró los ojos y se dejó guiar por la sombra y sus hermanas hasta el corazón del problema. Una silueta humana… que no por ser una silueta humana no quisiese decir que pudiese ser un hombre lobo o a saber qué cosa. Un hombre, destacó ante los movimientos que la sombra hacía al andar, eran movimientos más masculinos. Iba a acompañado de algo que a simple vista parecía un gran gusano… bueno, no, demasiado alargado, tal vez una serpiente.

Se dejó llevar por la curiosidad. Acabó por cubrirse con la capucha negra de su capa e hizo un hechizo de sombras para poder acercarse a su nuevo objetivo sin que este se diese cuenta. Tal vez encontrase algo interesante para satisfacer su curiosidad y de paso algo con lo que rellenar un, hasta ahora, vacío informe semanal.

Escuchó atentamente las palabras que salían por sus bocas mientras cometían tal atrocidad. La gente estaba un poco tocada ahí abajo… aunque los de arriba tampoco es que se salvasen.

¿Beifong? Le sonaba algo el nombre, no mucho pero bueno. Alzó una ceja tratando de no reírse en su cara y permaneciendo en silencia en la protección de la oscuridad. Si ella no quería que la viese, él no la vería.

Le hacía gracia… parecía que sus palabras estaban sacadas de la guía del ser maligno, capítulo uno para destruir a tu enemigo: ataca a donde más le duela. No era un secreto, era pura lógica. Pero aun así… le llamaba la atención el tema de liberar a Genbu… eso sí que era información valiosa.

Nicro sonreía mientras la serpiente se enroscaba a su alrededor, dirigiéndose hacia su rostro y mirando fijamente al chamán, al mismo tiempo, este abrió sus ojos por primera vez desde que estaba allí, y dejo ver unos viperinos y amarillentos ojos que observaron a aquella criatura.
-¿Qué es lo que sucede Ouroboros?-pregunto mientras observaba a la criatura detenidamente-.Si es probable que sea lo más típico que hace un malo maloso, pero recuerda...una de las tres llaves para despertar a nuestro amo...la tiene ese chaval, Beifong John solo ha traído caos y destrucción desde que se volvió el llamado "Tigre Blanco"-se notaba que el odio de Nicro hacia aquel muchacho era demasiado grande, sentía como su sangre hervía cada vez que recordaba aquella figura majestuosa del hombre que se había enfrentado al señor del caos, el hombre que había abandonado al amor de su vida por salvar a su "amigo"...el estúpido espíritu de la armonía.

<<Cómo bien sabes Nicro, soy partidario del dolor, pero...arrebatandole lo que más quiere...si sigue en la Tierra seria difícil, se lo has arrebatado todo, sus padres...los mataste a sangre fría fingiendo ser su aliado, las persona a las que rescato...dijiste que estabas de su parte y las tienes encerradas en unas mazmorras húmedas en los sectores helados que quedan en esta devastada tierra que poco a poco nosotros los espíritus del caos vamos llenando...sin duda alguna, Genbu encontró un hombre retorcido para esta tarea de encontrar las llaves que le liberasen...pero dime...¿qué más puede querer ese chico?>> La voz de aquella criatura, sonaba siseante y repulsiva, casi como si se tratase de una criatura demasiado poderosa y temida por los humanos...sin embargo parecía una simple serpiente...pero bueno...eso es lo que aparentan todas las criaturas terribles.

-Si, soy el hombre indicado para traer el caos y la destrucción de nuevo-fue lo que dijo sonriendo y cerrando sus ojos de nuevo, para señala hacia arriba, en la dirección en la que a lo lejos se encontraba la cúpula para luego reírse despiadadamente-.Así es, mi querido compañero, esa cúpula es el lugar donde la tranquilidad y la paz están ahora, donde todas las razas conviven en esa odioso y detestosa paz...pero sabes qué?...cuando libere a Genbu con la ayuda de esa ultima llave...destruiremos toda la tranquilidad que queda en este planeta, pero primero...siempre hay que ser más cortés y eliminar a las posibles amenazas, como Beifong John.

<<¿ Y cómo harás, que llegue hasta nosotros?>>

-Tranquilo, pronto comenzaran a venirle esas horribles pesadillas...los remordimientos son el peor enemigo de un humano...ademas, el ya no esta en la Tierra, se encuentra en la cúpula, lo sé...porqué fue allí a donde Byakko lo llevo antes de desaparecer del todo su esencia...estaba allí cuando eso sucedió.

Deslizó silenciosamente la mano en busca de un pequeño trozo de pergamino. Desenrolló lentamente y silenciosamente el papel en blanco. Ya empezaba con la pequeña rutina. Pasó la mano lentamente por encima de la hoja sin quitarle la vista encima al peculiar hombre con su mascota o… acompañante o lo que fuese eso. Ya lo descubriría. Acaba de encontrarse con la punta del iceberg de algo que todavía no sabía lo que se trataba. Nada bueno, eso estaba claro y por ende una joya que debería pulir. Cuanto mayor era el desconcierto, más ganas de indagar sobre el asunto aparecían.

Acabó por bajar la mano y miró el pergamino para cerciorarse que el dibujo de cuerpo entero que acababa de hacer con magia le hiciese justicia al verdadero. Cómo siempre… un perfecto dibujo, claro, gracias a la magia porque sin ella apenas es capaz de dibujar una línea recta. Le dio la vuelta al pergamino a media que escuchaba la conversación entre ambos seres.

“Beifong --> Tigre blanco” garabateó. Le sonaba de algo el nombre… pero ahora no pararía de remover cualquier rincón de la cúpula hasta encontrarle. “Tres llaves eran necesarias… mmm, por su no tono parece tener por lo menos las dos” garabateó sobre el papel, cómo no, también con el uso de la magia. No podía depender siempre de un boli. “Rehenes en unas mazmorras… esta información va a salir cara, me va a deber una gran favor y… bueno, el jefe ya podría estar tranquilito hasta la próxima reunión.”

Remarcó también el hecho de los sectores fríos. Marcó el nombre de Genbu y observó al par. Claro estaba que ante la pequeña conversación que había escuchado no le daban ganas de que la descubriesen. Arrugó con cuidado el papel hasta hacerlo una bolita y con un poco de uso de su magia lo convirtió en un cascabel insonoro, cómo roto. Se lo llevó al cuello allí donde su gato descansaba posado a lo largo de sus hombros. Este alzó su cabecita peluda ya como rutina para dejar colocarse el cascabel violeta a juego con el pelaje del gato. Le dio una pequeña chapada al culo gordo del gato y ese dio un salto para irse en dirección opuesta al duo extraño.

--Nos vemos luego—susurró muy bajito y lo cubrió con un hechizo de sombras para que le diese el plus de invisibilidad a su ya sigilosidad propia de los felinos. Esperaría un par de minutos antes de volver a su refugio. Whisper y ella siempre tomaban caminos distintos, a pesar de que terminasen con uno el otro siempre llevaría la información al jefe.

Su piel se le puso repentinamente de gallina. Eso solo significaba que se acercaba una pequeña neblina tóxica. Rebuscó en su mochila y sacó la máscara de gas para no sufrir efecto alguno. A pesar de su casi perfecto organismo no iba a dejar que ni tan siquiera un pequeño efecto secundario, por mínimo que fuese, nublase su misión. Por algo era profesional.

Y por Whispers… ese gato no tenía problema alguno. Nació en la tierra en pleno caos cuando los genes de los animales empezaban a mutar. Ese gato era inmune a los peligros de la intoxicación.

-Ademas, Ouroboros, le tenemos a él de nuestra parte-decia sonriendo con malicia mientras chasqueaba sus dedos haciendo que todo a su alrededor comenzase a llenarse de oscuridad como si de un torbellino se tratase; pero si se mirase de cerca podria notarse que no eran exactamente sombras lo que a su alrededor se arremolinaba, sino más bien almas, oscuras almas que se arremolinaban lanzando gritos de terror mientras formaban una piramide de energia que protegeria a Nicro de aquella nube tóxica que se acercaba.
Tras un rato en silencio, agarró de debajo de su chaqué una máscara de oxigeno que había logrado arrebatarle de un solo movimiento a un simple humano que por alli vagaba.

<<Sí...bueno, sigo sin entender como su hermano menor ha podido creer semejantes barbaridades, pero supongo que eres toda una caja de sorpresa, Mago Carmesí>> la voz de Ouroboros sonó una ultima vez antes de que aquella serpiente de oscuridad desapareciese dejando unicamente la cadena de plata en las manos de Nicro, quien espero hasta que aquella "gran nube tóxica" se fuese para retirar su piramide y comenzar a caminar en dirección Norte.

-Es hora de ir a ver a nuestros doloridos amigos...me pregunto si se alegraran de verme-decia refiriendose a sus rehenes, su como lo llamaban antes...ah si, cebo. Entonces mientras caminaba, Nicro se quedo quieto un segundo antes de seguir avanzando por aquellos lares en dirección a los sectores fríos y hecho a reir-.Pero que digo...todo el mundo se alegra de verme.

Maldijo. Eso último la había dejado entre dos sendas. Lo más seguro sería volver a la cúpula en esa supuesta seguridad y demás. Pero si bien decía la verdad conseguiría descubrir en dónde se hallaban los rehenes. Inspiró hondo. Una gran incógnita. Por lo menos sabría a ciencia cierta que la primera parte de la información llegaría a la cúpula con tranquilidad. No por nada ese gato era suyo.

Maldijo para sí en bajo y se puso en marcha. Iba a seguirle hasta los sectores fríos, descubriría el lugar y así verificaría si la información era verdadera o algo sacado de la mente de un desquiciado. Aunque desquiciado ya parecía.

Siguió con la máscara para evitar cualquier incidente con el ambiente muerto de la tierra en la que moraban. Seguiría a través oculta como había estado hasta ahora. Lo bueno era que ella tenía más que experiencia en los terrenos fríos y congelados. Eso significaba que podría seguir su ritmo y que a la mínima sospecha de trampa desaparecería como o se fundiría con el ambiente igual que un copo de nieve más.

-Si la naturaleza prevalece sobre la cultura, se tiene a un salvaje; si es la cultura la que prevalece, a un pedante. Sólo del equilibrio nace el caballero...que lema mas estúpido tenia esa Orden de los Tigres Blancos...oh cierto-decía Nicro mientras dejaba que a su alrededor las almas corruptas danzaran lenta y perezosamente danzaran hasta que una de ella se alzo casi por completo observándole con una expresión completamente vacía-.Tu, mi querida amiga, seras la encargada de dirigirte ahora a la cúpula y bueno, causa un poquito el caos ahí arriba, quiero que causes tanto caos que la llamada "Accademia" tenga que emplear sus mejores armas para encontrar el origen de ese caos...y una vez lo hagan, espero que sea a Beifong al que encuentren...o si no...Ouroboros hace mucho que no come un alma, así que ya sabes.

Tras aquellas palabras, el cuerpo incorpóreo de aquel espíritu asintió lentamente, notándose que sentía "miedo", pero no miedo de ser devorado, sino de aquel hombre, el cual parecía estar aparentemente tranquilo, pero su aura reflejaba odio, rabia y ante todo locura...en una cantidad que no debía ser humana. Por esa razón, el alma huyo en dirección a donde se le había ordenado, pues Nicro tenia las cosas muy bien planeadas, el no era tonto, llevaba años planeando su exquisita venganza. Y cuando lo consiguiese, seria delicioso poder notar como el "estado caótico" la contra parte del estado armónico, recorrería su cuerpo y atravesaría el cuerpo del chico con sus propias manos hasta que este muriese.

Maldijo fuertemente al ver como el alma salía disparada hacia la cúpula. Se abortaba la misión. No le gustaba ni imaginarse al director pidiéndole excusas para explicar por qué no habría informado primero del alma. Suspiró hondo y se desprendió de las mayores cargas para así poder correr más rápido. Llegaría a la cúpula mucho antes que esa alma. Tenía la ventaja de que tardaría al menos un par de horas en encontrar la academia. La cúpula no se quedaba quieto en ningún sitio y eso era su as. Corrió hacia su nave y encendió los paneles. Despegó sin tan siquiera tomarse las medidas preventivas del despegue.
Miró la pantallita donde le indicaba la situación a tiempo real de la cúpula. Se dirigió hacia ella por el camino más rápido.

Sacó un envase pequeño de tetabricks que solía llevar siempre. No se molestó ni en buscar la pagita, mordió directamente el envase succionando el líquido rojo. Ahora venía la parte de acción. Apenas tardó veinte minutos en llegar a su destino. Era lo bueno de ser espía, tener el mejor material de última generación. Aterrizó de una forma dudosa por la prisa, ya lo revisaría más tarde un mecánico.
Se cubrió con su capucha y se colocó bien la máscara para no ser reconocida. Se dirigió directamente a dar la alerta. Para cuando el alma tratase de entrar en la cúpula ya habría un guardián esperándolo para destruirlo.

Sus planes se habían frustrado, y por mucho que tratase de volver para seguir el rastro de Nicro sería una pérdida de tiempo, la nieve acabaría tapando sus huellas y por otra parte no sabía cuan loco estaba ese hombro.

Acabó por sentarse en la silla. Ahora tenía un nuevo entretenimiento: encontrar a John Beingfon.

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