La cabaña de John estaba bastante tranquila sin Hawk por aquellos lares, hoy esperaba una visita bastante agradable a decir verdad, de todos sus amigos, John esperaba que aun le visitasen, Juvia, Stear y quien era en aquel instante su invitado...Vincent.
Aunque sabiendo que al encargado de la biblioteca no le agradaba la idea de que los cazadores vivieran allí a sus anchas, sin embargo allí estaba John, como siempre...esta vez le había dando las indicaciones personalmente a Vincent para que llegase hasta la casa del rubio sin perderse...y esperaba que no lo hiciese...o que no apareciese Hawk...aunque a aquellas horas el otro estaría trabajando.
John estaba sentado en la pequeña terraza del segundo piso esperando ver llegar a alguien, mientras en su diario escribía con una sonrisa en los labios sus recientes descubrimientos sobre los puntos zen y su reencuentro con Hawk...
...un reencuentro muy, muy agradable...a la vez que...incómodamente peligroso.

Había sido invitado por un cazador a las buenas, lo que le daba tres opciones: ir despreocupadamente, como si aquel chico fuese uno más de la cúpula, evitar acercarse por precaución, pues podía ser una trampa, o ir con cuidado, haciendo un intermedio de las dos opciones anteriores. Elegiría la última.
Sabía perfectamente a dónde debía ir, pues las indicaciones habían sido claras. Aquella cabaña en medio del bosque parecería perdida para cualquiera que pasase cerca o que se planteara llegar sin saber su ubicación exacta, mas con lo que conocía el heterocromo era fácil llegar. O eso creía y esperaba. El problema estaba precisamente en eso: una cabaña perdida en medio de un bosque en la que se encontraba un cazador, invitando a alguien de la cúpula. Era demasiado sospechoso. Aquel lugar sería perfecto para hacerle mil y una obscenidades a cualquier inocente que entrara sin saber lo que ocurriría después. Y por eso Vincent, aunque se mostrara confiado, tenía pensado defenderse cuanto le fuese posible. Si era atacado, enseguida lo devolvería, dañando a quien fuese necesario por tal de librarse y hasta atrapar al malhechor. Tal vez no a quien fuese, porque a... No nombraré a quién o quiénes no atacaría. Esa información podría ser utilizada en su contra.

A lo que iba. Finalmente eligió dirigirse al lugar, y eso hizo. Caminó alegremente por el bosque, como quien deambula al dar un paseo, mientras pensaba en el destino. Cuando logró vislumbrar lo que suponía que sería el hogar de John se apresuró un tanto para llegar hasta la puerta y al estar delante de ésta le dio un par de toquecitos con los nudillos de la mano izquierda, sonriendo incluso al estar frente a una madera.

- ¿John? - Lo llamó en un primer momento para corroborar que no se había confundido de lugar. - Soy yo, Vincent. - Aclaró, por si acaso. Ni se había fijado en si estaba en el techo o alguna terraza -O eso quería hacer creer...-, así que no estaba seguro de que realmente se encontrara allí.

John escuchó la voz de Vincent y sus ojos se iluminaron de mala manera mientras se asomaba por el balcón del segundo piso y miraba al muchacho, jefe de la biblioteca, sus encuentros habían sido siempre en uno de aquellos bancos cerca de susodicho edificio.
Todo había empezado con algo de tranquilidad, hasta que John descubrió que Vincent era la pareja de Juvia, aquella muchacha que había vuelto loco a John y la única mujer capaz de hacerle sonrojar hasta casi parecer un tomate; sin embargo, el rubio sonreía ampliamente, pues Vincent le caía bien...se quedo pensativo un momento hasta que se empezó a reír mirándole.

-Hola Vin, tío, en serio...eres el primero que llega sin perderse-reía el muchacho-.La puerta esta abierta, puedes subir si quieres, el té esta caliente y hay pastas para acompañarlo, supuse que serias de Inglaterra...o algún lugar así

Lo primero le extrañó por el hecho de que seguir indicaciones... Bueno, no era tan difícil. Consistía, simplemente, en repetir lo que había sido oído o leído sin alterar el orden. Vamos, como una receta de cocina o incluso más fácil.
Eso le daba a pensar una nueva hipótesis, o más bien la extensión de otra. Podía ser que todo fuera un montaje y que en realidad él fuese el primero que llegaba, efectivamente, porque, como había pensado antes, era una trampa. Pero entonces le parecía más rebuscada.
Pese a sus pensamientos se mantenía sonriente, mostrando siempre una absoluta simpatía incluso hacia el menos indicado.

Comida. Truco tradicional para meterle cualquier cosa a alguien en el organismo. Y no una "cosa" positiva, precisamente, sino cualquier veneno, droga o sustancia dañina. Se sentaría junto a él si era necesario y hasta lo observaría comer como un acosador lo haría, pero ni se atrevería a probar algo así de prácticamente un desconocido.

- ¿Tanto se nota? ¿Serious...? - Ni terminó la palabra, pues su propia risa se lo impidió. Él mismo iba a dar una razón para sospechar de tan nacionalidad. Tal vez era demasiado obvio. Ese "seriously" delator era poco en comparación con otras veces, y era consciente de ello. Por alguna razón tenía esa extraña manía de soltar palabras inglesas al hablar, de tanto en tanto.

Sin pensárselo dos veces, pues llevaba siempre en mente que si era atacado podría defenderse ya que no sería una gran sorpresa, se introdujo en la guarida, a su parecer bastante modesta, preguntándose por unos momentos cómo un cazador podía conseguir algo así sin ser descubierto. Paseó su mirada bicolor por el lugar mientras avanzaba hasta dar con unas escaleras, por las cuales subió en búsqueda del tal John.

- ¿Vamos a dedicar todo el tiempo juntos a comer? - Bromeó, en realidad intentando evadir la idea de ingerir aunque fuese un gramo de algo de dudosa fiabilidad.

Sus palabras no correspondían con exactitud con las anteriores. Parecía haber deducido su nacionalidad y a la vez ser una casualidad, lo cual le daba a pensar algo nuevo. En este caso, sospechaba que lo estaba poniendo a prueba para sacarle información, y no pretendía dejarse tan fácilmente. Tendría cuidado con todas y cada una de las palabras que soltase desde entonces.

- Oh, well. Parece una buena costumbre. - Comentó con una indiferencia que no se degustaba en su habitual tono, sin dejar de lado el tono divertido que solía emplear.

En lo último que dijo tenía razón. Era cierto que tenía dudas sobre el cazador, pero no lograba recordar haber pedido explicaciones a todas ellas. De hecho no pretendía darlas a conocer, sabiendo que podía ser vilmente engañado y, por ello, dejar de lado una información importante al taparla con una falsa que le restara importancia.

- Mh... - Fingió pensar en alguna, aunque realmente sabía cómo proseguir. - No realmente. - Afirmó, sonriendo falsa pero creíblemente. Aquella máscara de amabilidad parecía tan verdadera que era difícil saber cuándo mentía y cuándo estaba siendo sincero. Y estaba seguro de que John haría lo mismo si lo veía convenientemente necesario. - ¿Tienes tú alguna pregunta sobre mí? - Le ofreció, por tal de dar algún tema de conversación que pudiese extenderse alegremente por sí mismo.

Se acercó al sujeto como si pretendiera unirse a su merendola, pero lo que hizo fue detenerse justo a su lado, manteniéndose de pie. Daba por hecho que estaba invitado a disfrutar de los alimentos, pero como ya ha sido explicado prefería evitar hacerlo. Siquiera quería pensar en la idea de hacerlo.