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por Giotto Vongola DiZaitsev Lun Ago 17, 2015 8:26 pm
Es sólo un jardín {Priv. Colette Cecile H.}
Suspiró con pesadez tras encontrarse nuevamente tras su escritorio lleno de papeles, reportes y todo tipo de peticiones por parte de la ciudadela de la cúpula así como de los nuevos a ingresar a la academia, fastidiado dejó todo a un lado y se recargó en su asiento echando su cabeza hacia atrás mientras veía el techo, con sus brazos cruzados se quedó tranquilo y paciente, de igual manera y casi eran las 12 del día y debía prepararse pues era la primera vez que tomaba a uno de los alumnos para poder entrenarle, y no era para más, la joven llamada Colette tenía algo especial y quizá solo él podría ayudarle en ese momento sin ocasionar destrozos en la academia.
Se puso de pie y tomó un pequeño oso de felpa que tenía en su escritorio el cual había mandado a hacer para la chica, tomó su capa y se la puso saliendo de la oficina y a paso tranquilo se dirigía a los jardines en donde la había citado. Ordenó a los trabajadores que limpiaran el área, no quería otros alumnos ahí, y ellos se encargarían de no dejar entrar a nadie más que no fuera la chica cercando el área pero ¿Por qué los jardines? Fácil, según el expediente de la chica necesitaba un ambiente tranquilo y por lo de las pruebas debía ser controlado, las áreas de entrenamiento estaban ocupadas así que no había mucho de donde elegir, sin contar que tendrían privacidad, todos se encontraban en sus respectivas clases.
Llegó unos tantos minutos antes, una dama jamás debe hacerse esperar, por lo que mientras la chica llegaba observaba atento aquel peluche en su mano, un hermoso oso de felpa de un color café con un pequeño listón dorado que rodeaba su cuello, no era muy grande, acaso unos veinte centímetros. No tuvo que esperar mucho, ladeó un poco el rostro y observó llegar a la joven peliplateada, le regaló una sonrisa tranquila y le entregó aquel oso de felpa -Bienvenida.- Susurró y la observó. -Bien Colette, la primera regla es que en el primer instante en el que escuche “no puedo” de tu parte la clase se termina sin derecho a replica ¿entiendes? - Musitó a la joven y cerró un momento sus párpados pensativo. - Según tu expediente tu elemento es la oscuridad y también sé que si pasas tu límite algo “malo” puede pasar ¿No? - Entreabrió su mirada observándola de una manera un poco más seria. - Haz que ese peluche se mueva.- Lo apuntó, se retiró un par de pasos y sonrió un tanto más. -La clase se acabará cuando llegues a tu cuerpo llegue al límite, esta será la única que te daré así que aprovéchala.- Agregó y terminó por cruzarse de brazos. -Mientras manipulas al peluche dime ¿Qué es lo que quieres exactamente de la clase? ¿Tienes algún problema o simplemente quieres afinar detalles en tus habilidades? - Cuestionó para volver su vista a la contraria haciendo contacto con sus orbes. - Siendo sincero tratar a alguien con tu elemento me será bastante difícil, así que será un reto para ambos.- Agregó.
Se puso de pie y tomó un pequeño oso de felpa que tenía en su escritorio el cual había mandado a hacer para la chica, tomó su capa y se la puso saliendo de la oficina y a paso tranquilo se dirigía a los jardines en donde la había citado. Ordenó a los trabajadores que limpiaran el área, no quería otros alumnos ahí, y ellos se encargarían de no dejar entrar a nadie más que no fuera la chica cercando el área pero ¿Por qué los jardines? Fácil, según el expediente de la chica necesitaba un ambiente tranquilo y por lo de las pruebas debía ser controlado, las áreas de entrenamiento estaban ocupadas así que no había mucho de donde elegir, sin contar que tendrían privacidad, todos se encontraban en sus respectivas clases.
Llegó unos tantos minutos antes, una dama jamás debe hacerse esperar, por lo que mientras la chica llegaba observaba atento aquel peluche en su mano, un hermoso oso de felpa de un color café con un pequeño listón dorado que rodeaba su cuello, no era muy grande, acaso unos veinte centímetros. No tuvo que esperar mucho, ladeó un poco el rostro y observó llegar a la joven peliplateada, le regaló una sonrisa tranquila y le entregó aquel oso de felpa -Bienvenida.- Susurró y la observó. -Bien Colette, la primera regla es que en el primer instante en el que escuche “no puedo” de tu parte la clase se termina sin derecho a replica ¿entiendes? - Musitó a la joven y cerró un momento sus párpados pensativo. - Según tu expediente tu elemento es la oscuridad y también sé que si pasas tu límite algo “malo” puede pasar ¿No? - Entreabrió su mirada observándola de una manera un poco más seria. - Haz que ese peluche se mueva.- Lo apuntó, se retiró un par de pasos y sonrió un tanto más. -La clase se acabará cuando llegues a tu cuerpo llegue al límite, esta será la única que te daré así que aprovéchala.- Agregó y terminó por cruzarse de brazos. -Mientras manipulas al peluche dime ¿Qué es lo que quieres exactamente de la clase? ¿Tienes algún problema o simplemente quieres afinar detalles en tus habilidades? - Cuestionó para volver su vista a la contraria haciendo contacto con sus orbes. - Siendo sincero tratar a alguien con tu elemento me será bastante difícil, así que será un reto para ambos.- Agregó.
Giotto Vongola DiZaitsev
por Colette Cecile H. Lun Oct 26, 2015 6:09 pm
Re: Es sólo un jardín {Priv. Colette Cecile H.}
Colette había despertado temprano ese día, la costumbre le había ganado al sueño. Eran cerca de las once de la mañana se encontraba con la energía suficiente para salir a su entrenamiento. Este era uno especial, pues la entrenaría el director en persona, quien fue siempre un anonimato para ella, nunca pensó que podrían estar frente a frente alguna vez, así que estaba verdaderamente nerviosa por lo que le aproximaba.
Se vio obligada a vestir un uniforme deportivo, lo que fue diferente y extraño para la albina, pues casi nunca se despojaba de sus vestidos, finalmente se tomó su cabellera en una cola y se dirigió a la puerta con un par de tostadas en sus manos, sin olvidar su libro de conjuros, algunos básicos, pero que si le serían necesarios. Caminaba en dirección a los jardines, un punto bueno para ella, era uno de los lugares que más le agradaban de la academia. Acelero el paso, y sin darse cuenta termino corriendo por los jardines, algo que disfruto por el lugar donde se encontraba y por que la distraía de los nervios, como si se tratara de un examen que daría más tarde. Por otro lado esa instancia le hacía salir de lo cotidiano, algo que ya la tenía angustiada, por lo que debía dar su máximo esfuerzo, así también esperaba obtener buenos resultados.
Cuando llegó, vio que estaban los jardines cercados, nunca los había visto tan desolados, como si fueran solo para ella, sonrió para si misma y siguió caminando hacia el lugar de encuentro, logro divisar al director, tenía una apariencia joven, de cabellera rubia, era lo que más destacaba en él, o por lo menos para Colette era así. Se acercó al rubio y lo saludó con una sonrisa, recibió un oso de felpa, de su mayor agrado, estaba feliz con aquel obsequio, escuchó atentamente cada palabra que pronunciaba el hombre, la primera regla la comprendía bien, podía tener una fachada tranquila, pero en cuanto a rendimiento, era firme, no una persona del todo negativa, aunque sus aires de melancolía dieran a entender lo contrario. -Bien lo comprendo, tengo fe en mi.- luego se le presentó la primera instrucción, era mover aquel peluche en sus manos, no era nada que no hubiera hecho antes, cuando se sentía sola en su habitación movía a sus muñecas para divertirse mientras pasaba el tiempo. Con un suave movimiento de manos despegó unas sombras que proyectaban los arbustos y las arrastró hasta el muñeco, este comenzó a moverse delicadamente.- La verdad, me gustaría potenciar mis habilidades, y más que nada, la resistencia de éstas.- afirmó mientras manipulaba al muñeco. - Y bien, los retos siempre son algo bueno en la vida.- agregó con una sonrisa.
Se vio obligada a vestir un uniforme deportivo, lo que fue diferente y extraño para la albina, pues casi nunca se despojaba de sus vestidos, finalmente se tomó su cabellera en una cola y se dirigió a la puerta con un par de tostadas en sus manos, sin olvidar su libro de conjuros, algunos básicos, pero que si le serían necesarios. Caminaba en dirección a los jardines, un punto bueno para ella, era uno de los lugares que más le agradaban de la academia. Acelero el paso, y sin darse cuenta termino corriendo por los jardines, algo que disfruto por el lugar donde se encontraba y por que la distraía de los nervios, como si se tratara de un examen que daría más tarde. Por otro lado esa instancia le hacía salir de lo cotidiano, algo que ya la tenía angustiada, por lo que debía dar su máximo esfuerzo, así también esperaba obtener buenos resultados.
Cuando llegó, vio que estaban los jardines cercados, nunca los había visto tan desolados, como si fueran solo para ella, sonrió para si misma y siguió caminando hacia el lugar de encuentro, logro divisar al director, tenía una apariencia joven, de cabellera rubia, era lo que más destacaba en él, o por lo menos para Colette era así. Se acercó al rubio y lo saludó con una sonrisa, recibió un oso de felpa, de su mayor agrado, estaba feliz con aquel obsequio, escuchó atentamente cada palabra que pronunciaba el hombre, la primera regla la comprendía bien, podía tener una fachada tranquila, pero en cuanto a rendimiento, era firme, no una persona del todo negativa, aunque sus aires de melancolía dieran a entender lo contrario. -Bien lo comprendo, tengo fe en mi.- luego se le presentó la primera instrucción, era mover aquel peluche en sus manos, no era nada que no hubiera hecho antes, cuando se sentía sola en su habitación movía a sus muñecas para divertirse mientras pasaba el tiempo. Con un suave movimiento de manos despegó unas sombras que proyectaban los arbustos y las arrastró hasta el muñeco, este comenzó a moverse delicadamente.- La verdad, me gustaría potenciar mis habilidades, y más que nada, la resistencia de éstas.- afirmó mientras manipulaba al muñeco. - Y bien, los retos siempre son algo bueno en la vida.- agregó con una sonrisa.
Colette Cecile H.
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