Myah! Mucho Gusto >>:Priv. Beifong Jhon

Recuerdo del primer mensaje :

- Moh''~ supongo que...toca dar una vuelta más - Decía a voz alta, caminando por los alrededores de la Accademia.
El día era sin duda bonito, a pesar de que era invierno, el cielo aun podía apreciarse despejado y brillante, el sol irradeaba cierto calorsillo que hacia un día aun más gustoso de lo normal.
Ya venía dándome variadas vueltas en el edificio de estudiantes, ahora tocaba ir a expandir un poco más el terreno, ir a los ambientes abiertos de la cúpula, por si se presentaba algún desconocido, sea de adentro o no, para poder... uh! sí! charlar con él! ¿Por qué no?! Todo , quien sea sin juzgar, merecía tener una buena plática... y claramente estaba dispuesta a socializar con quien me topase.
No saldría sin la compañía de Mokka, mi pequeño gatito blanco, que bastante encerrado lo tenía en el cuarto.

Recorrería parte del bosque, no había nada nuevo, ni mucho menos alguien a quien poder acercarse, si es que no se contaba, claro, a aquellos adorables animales que habitaban al rededor.
Mokka, en ello mordisquearía mis botas, jadeando con suavidad - ¿Qué pasa gatito? - Le pregunté con curiosidad. Tras ello Mokka correría como bala por el camino, hasta llegar al pie de las montañas, comenzando a subir con una agilidad felina. No quedaba otra que seguir a mi mascota ¡Me muero si la pierdo!.
Fueron cuestión de minutos para encontrarme arriba de la montaña, sí, estaba algo desorientada, puesto que le presté poca atención al camino, y más a la colita del gato para ver dónde se había ido. En ello, el animal se quedó quieto, en espera

-Qué pesado eres Mokka! estarás castigado cuando volvamos - le regañé un poco, pero cuando intenté acercarme este salió nuevamente en huida más arriba. Y ahí de nuevo, me encontraba corriendo montaña arriba.
Cedí a mitad del camino, casi sin aire, sentandome en una de las rocas, respirando agitada.

Le miré por unos segundos, aw, si, este chico se veía realmente tierno en cierto sentido – Pues…atesore todo los recuerdos, son lo más preciado si tu amigo ya no está presente – solté en un tonito animado, sin las intenciones de entristecer al rubio ante el comentario.

Sin duda John era un chiquillo agradable, y para ser sinceros, con los cazadores que antes me había topado , que no deberían ser más de dos, a decir verdad, no se veían como malas personas, pero nunca había que estar seguros, nunca había que depositar confianzas en desconocidos, no?. Además, el trabajo de un espía era tomar información y no ser descubiertos, por lo que al menos, la estrategia utilizada por mi persona era de ser linda con quienes encontraba y así llenar de preguntas normales cuando salieran el tema-. Pe-pero Bella! Deja de pensar en cabeza fría! Que se te irá el tono dulce de los labios y tus gestos!. Ladee el rostro con curiosidad – Entonces cómo es que dices ser cazador ¿? – le pregunté a este mismo . No era nada normal! Nada de nada!, se suponía que los cazadores no hacían buenas acciones! Pe-pero… aish!, la desconfianza en él me surgía desde la garganta. Pero claro, no lo demostraría.

Con delicadeza volví a tomar asiento en la roca de antes, con las manos apoyadas en las rodillas, algo inclinada hacia adelante, observando al muchacho - Ehhh! Pe-pero Bella desea muchas cosas, John! – pucheríe por unos segundos, cruzando los brazos luego. Más quedé pensativa, si así lo decía, a algo habría que sacarle provecho - A Bella le gustaría que le ayudases a buscar a Mokka – recordé instantáneamente, percibiendo con el fino oído que poseía donde se encontraba, no estaba lejos, pero tampoco cerca, y con lo rápido que era el felino – es un gatito – señalé.

-Por supuesto que puedo ayudarte a encontrar a ese gatito-las palabras de John fueron claras y precisas; por lo que empleando sus sentidos como tigre suspiro agudizando su oido buscando al llamado "Mokka", se preguntaba que clase de gatito seria, pues la verdad los felinos eran los animales que mas adoraba el muchacho, despues de los zorros.
Mientras seguia buscando a aquel animal, el rubio clavo sus verdes orbes en la dirección en la que estaba el gato y fue con cautela tras él para encontrarle mientras respondia con la voz algo mas alta para que Bella le escuchase.
-Pues la cosa es que aunque diga que soy un cazador, no me siento como tal-mientras decia aquello se metio en unos arbustos intentando encontrar al gato.
¡Aja, allí estaba esa bola de pelo!, pero antes de poder atraparle, sintio las zarpas del gatito arañarle la cara, lo cual le hizo soltar un grito de dolor que hizo que John saltase de manera cómica por aquellas montañas.
- Auch, auch, auch-decia casi a punto de llorar, pero sin perder su magnifica sonrisa.

Sonreí con mayores motivos ante la respuesta positiva del chico rubio ¡Con lo pesado que era Mokka, demoraría una eternidad para atraparlo! . Y en varias ocasiones aquel gatito tan pesado terminaba escondiéndose de tan buena forma, que se quedaba dormido, y lo encontraba después de horas de buscarlo. – Te lo agradecería un montón! – exclamé siguiendo el paso a John, aunque de partida, sabía la ubicación exacta del felino, pero dejaría que el chiquillo le buscara. Total, éste había accedido! Y sería mucho más aburrido si le dijese con exactitud dónde se localizaba el felino travieso – Entonces te han tachado mal, eso es un gran problema, lo sabías? – pregunté luego tras un suave suspiro.
Fingiría la faceta de niña dulce por bastante tiempo, ya se me era costumbre y algo bastante peculiar, aunque el externo al parecer no se merecía un trato despectivo, siendo que era realmente agradable. ¡Pero era tan difícil olvidar uno sus propios principios! La idea era absorber cuan parásito toda la información posible, y luego entregarla a la autoridad debida…pero ésta vez el informe se prolongaría por un tiempo – M-Mokka! Gato malo! - exclamé preocupada al ver tanto arañeo, más aun por la queja. Inmediatamente me acerqué recibiendo al felino entre los brazos, dejándolo descansar en el pecho – Eso no se hace! Pequeña bestia! Mira como haz dejado al pobre – le di un pequeño golpecito entre las orejas, luego torneando nuevamente la mirada al cazador – Mira cómo te ha dejado el rostro, ven, yo te curo – ofrecí haciendo un gesto con la mano para que pudiese acercarse.

-Si, supongo que me han tachado mal, yo no soy malo, el malo es Genbu-dijo con un largo suspiro, la verdad es que tener amnesia nunca habia sido nada bueno desde que John habia despertado; lo unico que el rubio recordaba era que los grandes momentos de su vida los habia pasado en compañia de su mejor amigo, Byakko, el espiritu de la armonia, y que en una pelea, ambos tuvieron que sacrificar algo para evitar que el caos siguiera avanzando...pero el muchacho apenas recordaba nada más.
Mientras seguía pensando en sus cosas, la voz de Bella lo despertó. Se habia percatado de los multiples arañazos que tenia en su cara debido al gato de la chica..¿Moka?, un nombre curioso, divertido y facil de recordar, aun con su sonrisa en sus labios, John se acercó a la chica y le dedico una alegre mirada con sus verdes orbes.

-Gracias por el ofrecimiento a curarme, Bella, eres una buena chica-aquello lo dijo animado y con dulzura, pues recordaba partes de su vida en las que sus heridas eran curadas por otros...¿pero por quien?...bah, ya descubriria quienes.

Genbu … Genbu.
Aquel nombre giró más de una vez por la cabeza de la pelirosa, no obstante no quiso tirar tantas preguntas en una sola ocasión, de momento, se preocuparía en platicar con el adorable muchacho, y aun más importante, de curar las heridas que Mokka le había dejado con tantos arañazos, lo cual por obviedad se haría responsable, puesto que su mascota fue el ejecutor. – Oh, no es nada, John – sonrió con dulzura la espía, acercándose al rubio con lentitud, para luego extender ambas manos en forma continua, juntándolas y volviéndolas a separar.
Por un momento su atención se desvió a un pequeño recuerdo, esa era la forma más común en la que curaba los raspones de su hijo cuando se accidentaba, y eso le traía algo de nostalgia. Soltó un poco la quijada, más relajada y serena –Mira , cariño, no te asustes, puede que te duela un poco, pero no mucho ¿vale? – advertía Bella. Sus manos se acercaron al rostro del muchacho, éstas mismas emanaban una peculiar energía, de vez en cuando se sentía un horrible sonido de electricidad entre sus palmas, saltaban minúsculas chispas. Una vez que estuvo bien cargada para curar esos pequeños arañazos, sus suaves y tersas manos recorrieron cada centímetro del rostro del rubio, sin perder el trazo de algún rasguño u otra herida. En todo el procedimiento, aquella electricidad por más peligrosa que sonaba, no producía daño alguno al contacto con la piel, como máximo dolor podrían ser pequeños punzones, pero únicamente por el efecto de las heridas que se iban cerrando.
La muchacha respiraba tranquila, no quería desconcentrarse, si no, tal vez un rayo se le escaparía de las manos y terminaría tirando alguno que otro árbol.

No supo decir con exactitud que fue el detonante del rubor en sus mejillas, si la electricidad calida y placentera, o el roce de aquellas suaves manos sobre cada una de las heridas causadas por el pequeño animal del cual Bella, era dueña. Sin embargo si estaba seguro de una cosa, a veces en la vida cada cuál tenía su propio camino a seguir, lo extraño era que a veces...y sólo a veces. Caminos aparentemente lejanos, se cruzaban.
Y cuando eso sucede ya no te preguntas por qué les conociste o por qué seguirías junto a ellos. Simplemente sigues adelante, dejando atrás lagunas blancas de la memoria, para con esas nuevas personas, construir nuevos recuerdos.
John jamás olvidaría aquel contacto con Bella, al igual que tampoco había olvidado la guerra...como tampoco había olvidado los escombros de lo que había sido su primer hogar...recordaba cuando los días eran días y las noches, eran noches sin vivir en el tormento de intentar recordar quien diantres eras.
Recordaba a su madre...y a su padre...y lo sentía tanto, como una espina clavada en su pecho.

Sin darse cuenta, mientras Bella seguía tratando sus heridas, de los verdes orbes de John, una lagrima cayó con cuidado, sin embargo, no era tristeza lo que inundaba el corazón del rubio, sino una especie de alegría que no entendía. Quizás aquella suavidad, aquella calma y aquella ternura que la muchacha ponía en él...era lo que hacía que John, se sintiera tan bien.
-Gracias nuevamente...Bella-sin aun percatarse de aquella lagrima, el rubio le dedico una sonrisa a la chica, clavando sus esmeraldas orbes en ella.

*Atributos*	Nivel
❤ Vida Máxima	2
◘ Fuerza	2
⌂ Resistencia	2
♦ Destreza

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