Accademia Di Cielo :: Ciudad :: Mercado
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por Jaeger Köenig Dom Feb 15, 2015 1:08 pm
¿Chanchullos? [PRIV.]
La clave para ascender a la Cúpula estaba en las naves aéreas, las cuales no estaban siempre disponibles, pero que gracias a ellas, parte de la gente considerada ''ilegal'' conseguía llegar hasta el mencionado lugar. Pero no estamos relatando acerca de los conocimientos del Renegado de pelo morado para surcar los cielos, sino preguntando para qué rayos volvía a poner en riesgo su vida... ¿Acaso se había olvidado algo allá?
No le agradaba moverse por lugares públicos de la cúpula, y mucho menos con semejante hervidero de personas, bichos raros y todo lo que hubiera en el mercado. Era mediodía y el ruido de la muchedumbre le incomodaba. En el peor de los casos, podrían darle caza como a un conejo, puesto que partió en solitario a por aquel encargo. No hacía frío ni señales de lluvias o vientos fuertes. Lindo día, al parecer. Con la intención de no ser reconocido, llevaba la capucha sobre su cabeza, ensombreciendo su mirada y dándole cierto aire de misterio. La espada estaba más o menos oculta gracias a su larga y ligera gabardina.
¿Qué estaba haciendo allí el mago? Dos motivos. El primero estaba materializado en forma de una notita, en cuyo papel había cierto símbolo de color negro y unas escuetas instrucciones. El dibujo se asemejaba a una cobra en forma de ''S'' con corona, adjuntando la siguiente información: ''Esmeralda''. Jaeger tenía que buscar a alguien, cierta persona experta en demonología y ocultismo. ¿Para qué? Tráfico de información. Sin embargo, no era tan fácil alcanzar su destino... Había que husmear cuidadosamente por el mercado.
¿Y el segundo motivo? Su estómago rugió sonoramente, ya que no había desayunado por la mañana. Miró de izquierda a derecha, buscando algún sitio donde repostar energías, cuando un repentino viento levantó el polvo y las hojitas del suelo, llevándose traviesamente volando la notita de papel de la mano del chico.
-¡EH!- Exclamó como si con eso, la nota de papel le hiciera caso, persiguiendo su ''pista''. Se movía con prisa entre las personas, recibiendo algún que otro tropezón, pero sin caerse ni perder de vista la trayectoria de la notita de papel.
Tras un breve vuelo, aquella hoja aterrizó justamente sobre la cabeza de una desconocida. La chica perfectamente podría percatarse de que tenía algo encima, pues la hoja le habría hecho algo de sombra. Sin pensárselo, Jaeger se le acercó enseguida, como si la conociera de toda la vida:
-...Perdona, tienes algo que me pertenece- Cabeceó hacia la notita de papel, confiando en que ella mismo se lo entregase.
No le agradaba moverse por lugares públicos de la cúpula, y mucho menos con semejante hervidero de personas, bichos raros y todo lo que hubiera en el mercado. Era mediodía y el ruido de la muchedumbre le incomodaba. En el peor de los casos, podrían darle caza como a un conejo, puesto que partió en solitario a por aquel encargo. No hacía frío ni señales de lluvias o vientos fuertes. Lindo día, al parecer. Con la intención de no ser reconocido, llevaba la capucha sobre su cabeza, ensombreciendo su mirada y dándole cierto aire de misterio. La espada estaba más o menos oculta gracias a su larga y ligera gabardina.
¿Qué estaba haciendo allí el mago? Dos motivos. El primero estaba materializado en forma de una notita, en cuyo papel había cierto símbolo de color negro y unas escuetas instrucciones. El dibujo se asemejaba a una cobra en forma de ''S'' con corona, adjuntando la siguiente información: ''Esmeralda''. Jaeger tenía que buscar a alguien, cierta persona experta en demonología y ocultismo. ¿Para qué? Tráfico de información. Sin embargo, no era tan fácil alcanzar su destino... Había que husmear cuidadosamente por el mercado.
¿Y el segundo motivo? Su estómago rugió sonoramente, ya que no había desayunado por la mañana. Miró de izquierda a derecha, buscando algún sitio donde repostar energías, cuando un repentino viento levantó el polvo y las hojitas del suelo, llevándose traviesamente volando la notita de papel de la mano del chico.
-¡EH!- Exclamó como si con eso, la nota de papel le hiciera caso, persiguiendo su ''pista''. Se movía con prisa entre las personas, recibiendo algún que otro tropezón, pero sin caerse ni perder de vista la trayectoria de la notita de papel.
Tras un breve vuelo, aquella hoja aterrizó justamente sobre la cabeza de una desconocida. La chica perfectamente podría percatarse de que tenía algo encima, pues la hoja le habría hecho algo de sombra. Sin pensárselo, Jaeger se le acercó enseguida, como si la conociera de toda la vida:
-...Perdona, tienes algo que me pertenece- Cabeceó hacia la notita de papel, confiando en que ella mismo se lo entregase.
Jaeger Köenig
por Rose Lampour Dom Feb 15, 2015 1:34 pm
Re: ¿Chanchullos? [PRIV.]
Aquella mañana ella había salido a dar su paseo matinal por el bosque y de vuelta su madre le pidió que fuese con ella y su tía al mercado pues se llevarían a los niños y no podrían tenerlos vigilados mientras ellas hacían compras o al revés que ella hiciese las compras y ambas mujeres vigilarían a las dos pequeñas, en todo caso tenia que acompañar a su familia, algo que no la desagradaba en absoluto.
Tras un viaje algo largo llegaron al mercado, el cual a la joven le fascino, pues hacia mucho que no veía tanta gente y por otro lado habían muchos olores y sonidos que la atraían aunque estaba algo tímida y no se acercaba a ningún puesto que su madre no le dijese que se acercase para comprar algo. Al final le toco ser la que cargase con la bolsa de mimbre donde metía la comida. Era un buen día soleado, tranquilo por parte de sus hermanas, alegres que más se podía pedir.
Tras un rato noto algo en la cabeza que se quito mirándolo bastante extrañada y cuando un joven se le acerco diciéndole que tenia algo suyo ladeo la cabeza pero al momento miro la nota y luego se la tendio al otro:
- El viento es traicionero, la próxima vez agárrala con más fuerza para que no se te escape volando.- la chica le sonrió y sus cabellos bicolores se movieron con una leve brisa del momento.
- Bueno si me disculpa he de seguir con mis compras.- hizo una leve reverencia y se dispuso a irse a otra tienda para comprar otras cosas para la casa. Por otro lado sus dos hermanas corrieron hacia ella muy animadas pidiéndole que comprase chuches.
- Rose! Rose compra animalitos de fresa.
- No no, compra chuches de naranja!.- ambas niñas estaban muy ilusionadas.
-Esto...Semele, Siscile...si mama no me da permiso no puedo- la chica de ojos verdes miro a sus dos hermanas. Tanto la morena como la pelirroja la miraron y asintieron sonriendo. - Mama nos dio permiso y la tía Lisana y ella andan en una cafetería dijeron que si acababas fueses allí con ellas.-
- Por faaaa Roseeeee.- La joven se quedo mirando a las dos pequeñas y suspiro asintiendo. - Vale vale lo haré...pero no me hagáis ninguna trastada después de esto.- tras eso se acerco al primer puesto de chuches que había para comprarle los dulces a ambas.
Tras un viaje algo largo llegaron al mercado, el cual a la joven le fascino, pues hacia mucho que no veía tanta gente y por otro lado habían muchos olores y sonidos que la atraían aunque estaba algo tímida y no se acercaba a ningún puesto que su madre no le dijese que se acercase para comprar algo. Al final le toco ser la que cargase con la bolsa de mimbre donde metía la comida. Era un buen día soleado, tranquilo por parte de sus hermanas, alegres que más se podía pedir.
Tras un rato noto algo en la cabeza que se quito mirándolo bastante extrañada y cuando un joven se le acerco diciéndole que tenia algo suyo ladeo la cabeza pero al momento miro la nota y luego se la tendio al otro:
- El viento es traicionero, la próxima vez agárrala con más fuerza para que no se te escape volando.- la chica le sonrió y sus cabellos bicolores se movieron con una leve brisa del momento.
- Bueno si me disculpa he de seguir con mis compras.- hizo una leve reverencia y se dispuso a irse a otra tienda para comprar otras cosas para la casa. Por otro lado sus dos hermanas corrieron hacia ella muy animadas pidiéndole que comprase chuches.
- Rose! Rose compra animalitos de fresa.
- No no, compra chuches de naranja!.- ambas niñas estaban muy ilusionadas.
-Esto...Semele, Siscile...si mama no me da permiso no puedo- la chica de ojos verdes miro a sus dos hermanas. Tanto la morena como la pelirroja la miraron y asintieron sonriendo. - Mama nos dio permiso y la tía Lisana y ella andan en una cafetería dijeron que si acababas fueses allí con ellas.-
- Por faaaa Roseeeee.- La joven se quedo mirando a las dos pequeñas y suspiro asintiendo. - Vale vale lo haré...pero no me hagáis ninguna trastada después de esto.- tras eso se acerco al primer puesto de chuches que había para comprarle los dulces a ambas.
Rose Lampour
por Jaeger Köenig Dom Feb 15, 2015 2:26 pm
Re: ¿Chanchullos? [PRIV.]
Con una mano, tomó aquella pista, doblando el papelito y guardándoselo en el bolsillo. No estaba mal el consejo que le dio, de hecho, creyó que ella era elfa, así que sabría más que él en esto de las fuerzas de la naturaleza. No en vano decían algunos ''cambias más que la dirección del viento''.
-Gracias- Agradeció que le devolviera el papelito, meditando la idea de preguntarle acerca del símbolo de la serpiente, puesto que de momento, acumulaba poca información. Quizás con el estómago lleno, tuviera la mente más despejada... -¿Puedo ayudarte?- Se le ocurrió preguntarle, señalando el recipiente de mimbre que ella cargaba -Ese cesto parece pesado.
Y de paso, aprovecharía también para desayunar algo, quitándose la capucha para no parecer tan raro. Unas vocecitas infantiles le llamaron la atención, fijándose en la escena. ¿Eran familiares? Por el trato que se daban, diría que sí, aparte de que se parecían y se oyó la palabra ''mama'' entre ellos. Además, esa familia no estaba involucrada en sus asuntos personales. Pero tenían la ventaja de conocer el mercado mejor que el pelimorado, así que no estaría de más simpatizar un poco.
Ya no recordaba la última vez que probó las chuches, pues lo había sustituido por otros dulces más sanos, tales como frutas. Los niños no le curioseaban, eso estaba bien, menos respuestas que dar, más preguntas que lanzar:
-¿Por aquí se vende esmeralda?- Le preguntó a la joven con la que se había encontrado. Esperaba alguna indicación, haciendose el desorientado y rascándose la nuca.
-Gracias- Agradeció que le devolviera el papelito, meditando la idea de preguntarle acerca del símbolo de la serpiente, puesto que de momento, acumulaba poca información. Quizás con el estómago lleno, tuviera la mente más despejada... -¿Puedo ayudarte?- Se le ocurrió preguntarle, señalando el recipiente de mimbre que ella cargaba -Ese cesto parece pesado.
Y de paso, aprovecharía también para desayunar algo, quitándose la capucha para no parecer tan raro. Unas vocecitas infantiles le llamaron la atención, fijándose en la escena. ¿Eran familiares? Por el trato que se daban, diría que sí, aparte de que se parecían y se oyó la palabra ''mama'' entre ellos. Además, esa familia no estaba involucrada en sus asuntos personales. Pero tenían la ventaja de conocer el mercado mejor que el pelimorado, así que no estaría de más simpatizar un poco.
Ya no recordaba la última vez que probó las chuches, pues lo había sustituido por otros dulces más sanos, tales como frutas. Los niños no le curioseaban, eso estaba bien, menos respuestas que dar, más preguntas que lanzar:
-¿Por aquí se vende esmeralda?- Le preguntó a la joven con la que se había encontrado. Esperaba alguna indicación, haciendose el desorientado y rascándose la nuca.
Jaeger Köenig
por Rose Lampour Dom Feb 15, 2015 3:08 pm
Re: ¿Chanchullos? [PRIV.]
La joven seguía comprándole las chucherias escuchando las preguntas del chico y negó a la primera y a la segunda por igual, era una de las pocas veces que habia pisado la ciudad, puesto que siempre era su madre o su tía quienes salían a hacer las compras.
-Lo siento no se donde se venden esmeraldas,es la primera vez que vengo al mercado. Normalmente estoy en casa cuidando de estos diablos y de mi hermano pequeño- la joven le miro sonriendole algo tímida. - Pero...si quieres puedo ayudarte a buscar un puesto, en cuanto acabe de comprar y le dejo esto a mi madre podre ayudarte, claro esta si te parece bien. - ella le miro aun cargando la bolsa de mimbre y ladeando suavemente la cabeza dejando sus bicolores cabellos caer hacia la izquierda un poco. Pero las chicas tiraron de la ropa de ella.
- Roseeee nuestras chuches.-
- Mis animalitoooos quiero mis animalitos- ambas habían inflado los mofletes y la chica les dio dos bolsitas y tras cogerlas miraron al chico con el que hablaban y se acercaron a el algo curiosas.
- ¿Tu quien eres?- -¿ Eres amigo de nuestra hermana?- - Eres muy guapo, ¿quieres una chuche de fresa?- -¿ Que buscas con nuestra hermana?- tras tantas preguntas la pelibicolor las separo del joven echándolas a un lado.
- Anda iros con mama y la tía lis...decidles que en un rato iré a dejarle las cosas...anda fuera, shu shu- hizo un gesto con la mano para que se fuesen y, ambas miraron al chico y luego se fueron riéndose de forma infantil.
- Siento que mis hermanas te hayan molestado, son unas santas cuando quieren y si no son unos demonios y molestan mucho.- suspiro al recordar todo lo que le han hecho - Mi nombre es Rose Lampour pero llámame Rose.- la joven sonrió con dulzura al chico ladeando leve la cabeza al lado derecho. Y tomo con fuerza su bolsa y se acerco a otra tienda. - Esta es la ultima donde tengo que comprar luego solo tengo que ir a la cafetería y dejarle esto a mi madre y tía. Después te ayudo a buscar, no me gusta dejar a alguien con un problema a demás dos son mejor que uno para buscar.- Termino de comprar y miro al joven. - Listo jeje, me acompañarías a dejarlo? Si quieres podrías hasta desayunar con nosotros o a lo mejor ya has comido...siento si soy muy pesada- ella le miro sonrojandose un poco y parpadeo un par de veces mirando luego hacia el suelo. Era una chica tímida, amable y caritativa no podía dejar de lado a ese chico aunque acabase de conocerlo.
-Lo siento no se donde se venden esmeraldas,es la primera vez que vengo al mercado. Normalmente estoy en casa cuidando de estos diablos y de mi hermano pequeño- la joven le miro sonriendole algo tímida. - Pero...si quieres puedo ayudarte a buscar un puesto, en cuanto acabe de comprar y le dejo esto a mi madre podre ayudarte, claro esta si te parece bien. - ella le miro aun cargando la bolsa de mimbre y ladeando suavemente la cabeza dejando sus bicolores cabellos caer hacia la izquierda un poco. Pero las chicas tiraron de la ropa de ella.
- Roseeee nuestras chuches.-
- Mis animalitoooos quiero mis animalitos- ambas habían inflado los mofletes y la chica les dio dos bolsitas y tras cogerlas miraron al chico con el que hablaban y se acercaron a el algo curiosas.
- ¿Tu quien eres?- -¿ Eres amigo de nuestra hermana?- - Eres muy guapo, ¿quieres una chuche de fresa?- -¿ Que buscas con nuestra hermana?- tras tantas preguntas la pelibicolor las separo del joven echándolas a un lado.
- Anda iros con mama y la tía lis...decidles que en un rato iré a dejarle las cosas...anda fuera, shu shu- hizo un gesto con la mano para que se fuesen y, ambas miraron al chico y luego se fueron riéndose de forma infantil.
- Siento que mis hermanas te hayan molestado, son unas santas cuando quieren y si no son unos demonios y molestan mucho.- suspiro al recordar todo lo que le han hecho - Mi nombre es Rose Lampour pero llámame Rose.- la joven sonrió con dulzura al chico ladeando leve la cabeza al lado derecho. Y tomo con fuerza su bolsa y se acerco a otra tienda. - Esta es la ultima donde tengo que comprar luego solo tengo que ir a la cafetería y dejarle esto a mi madre y tía. Después te ayudo a buscar, no me gusta dejar a alguien con un problema a demás dos son mejor que uno para buscar.- Termino de comprar y miro al joven. - Listo jeje, me acompañarías a dejarlo? Si quieres podrías hasta desayunar con nosotros o a lo mejor ya has comido...siento si soy muy pesada- ella le miro sonrojandose un poco y parpadeo un par de veces mirando luego hacia el suelo. Era una chica tímida, amable y caritativa no podía dejar de lado a ese chico aunque acabase de conocerlo.
Rose Lampour
por Jaeger Köenig Jue Feb 19, 2015 7:07 am
Re: ¿Chanchullos? [PRIV.]
No le hacía falta ayuda, tal vez porque desconfiaba del chico, tal vez porque era muy independiente, o por todas estas cosas juntas. Él no le iba a insistir en el asunto de la cesta de mimbre, pues ya tenía algo en lo que poner atención. Las explicaciones ofrecidas por ella le bastaron para saber que también era nueva en el mercado. Una lástima que no se conociera las calles del mercado, pero al parecer, la joven no estaba en contra de ayudarle, así que en esos momentos no se iba a poner tiquismiquis. En la cúpula, un expulsado se encontraba a contrarreloj. Su decisión no se hizo de esperar, pues todo era más fácil en equipo:
-Me parece perfecto, cuatro ojos ven mejor que dos- Sentenció, parado frente a ella y advirtiendo los dos tonos de color del cabello. ¿Una especie de mechas californianas? Como las presentaciones no estaban demás, no le molestaría preguntar el nombre de ella. No obstante, dos niñitas más se sumaron al encuentro, adelantándose en el habla, las exigencias y en las interrogativas. Se las veía hiperactivas y bastante extrovertidas, hasta le dijeron guapo, lo que le hizo reír por lo bajo.
-Pues... Jae- En menos de dos segundos, le habían bombardeado con unas tres o cuatro preguntas. A la velocidad del caracol, su lengua ni siquiera llegó a pronunciar las otras tres letras restantes ''-ger'', sin inmutarse por la cercanía de las dos supuestas amiguitas. Por lo pronto, imaginó que era buena idea no revelar de dónde procedía, lo demás estaba chupado. Pero todo ocurrió muy rápido, pues la chica del cabello de dos colores no tardó en frenar a sus compañeras.
Tras mandarlas a tomar viento, la chica presentó sus disculpas, junto con su identificación. El mago negó con la cabeza, como si no hubiera ninguna razón por la que pedir perdón. De todas formas, eran niños con ganas de comerse el mundo. ¿Quién era él para negarles tal cosa?
-¿Disculpas por qué? Preguntar no es algo malo- Se rió levemente para quitarle relevancia a ese asunto y ponerse enseguida con el tema principal: Rose estaba terminando las compras. La siguió de cerca a la otra tienda, sin atender qué vendían allá -Köenig, Jaeger. Gusto en conocerte, Rose. Y dime como te sea más cómodo.
Le dedicó una breve reverencia, inclinando la cabeza hacia delante, mas no la espalda. No ponía mucha relevancia a su nombre y apellido alemanes, igualmente ¿qué importaría cuando tuviera que pirarse de allí? Rose venía acompañada, así que más le valía aparentar tranquilidad y buen rollo. Imaginaba la posibilidad de hacerse amigo de ella, el problema venía consecuentemente cuando alguien te traicionaba. Pero ella no era mala compañía, o eso notó por el gran aprecio que le tenían las ''hermanas'' a Rose.
-Ningún problema, no tengo prisa- Accedió sin meditárselo, pues igualmente tendrían que dar alguna que otra vuelta por allá. ¿También le estaba invitando a comer? Sí que era considerada esa chica, para alguien a quien recién conocía.
-¡Claro! Llevo toooda la mañana sin comer y...- Comentó de buen humor, prolongando la letra ''o''. Había posibilidad de no tener que pagar por el desayuno, a cuya idea no se negaría. Casi se le olvidaba rematar con algo las sugerencias de ella -Gracias, Rose.
¿Siguiente plan? Seguirle los pasos a la señorita Lampour, buscando por el camino algún indicio de esmeraldas o representaciones de serpientes coronadas. Necesitaba hablar con cierta persona de dudosa reputación y honor cuestionable.
-Me parece perfecto, cuatro ojos ven mejor que dos- Sentenció, parado frente a ella y advirtiendo los dos tonos de color del cabello. ¿Una especie de mechas californianas? Como las presentaciones no estaban demás, no le molestaría preguntar el nombre de ella. No obstante, dos niñitas más se sumaron al encuentro, adelantándose en el habla, las exigencias y en las interrogativas. Se las veía hiperactivas y bastante extrovertidas, hasta le dijeron guapo, lo que le hizo reír por lo bajo.
-Pues... Jae- En menos de dos segundos, le habían bombardeado con unas tres o cuatro preguntas. A la velocidad del caracol, su lengua ni siquiera llegó a pronunciar las otras tres letras restantes ''-ger'', sin inmutarse por la cercanía de las dos supuestas amiguitas. Por lo pronto, imaginó que era buena idea no revelar de dónde procedía, lo demás estaba chupado. Pero todo ocurrió muy rápido, pues la chica del cabello de dos colores no tardó en frenar a sus compañeras.
Tras mandarlas a tomar viento, la chica presentó sus disculpas, junto con su identificación. El mago negó con la cabeza, como si no hubiera ninguna razón por la que pedir perdón. De todas formas, eran niños con ganas de comerse el mundo. ¿Quién era él para negarles tal cosa?
-¿Disculpas por qué? Preguntar no es algo malo- Se rió levemente para quitarle relevancia a ese asunto y ponerse enseguida con el tema principal: Rose estaba terminando las compras. La siguió de cerca a la otra tienda, sin atender qué vendían allá -Köenig, Jaeger. Gusto en conocerte, Rose. Y dime como te sea más cómodo.
Le dedicó una breve reverencia, inclinando la cabeza hacia delante, mas no la espalda. No ponía mucha relevancia a su nombre y apellido alemanes, igualmente ¿qué importaría cuando tuviera que pirarse de allí? Rose venía acompañada, así que más le valía aparentar tranquilidad y buen rollo. Imaginaba la posibilidad de hacerse amigo de ella, el problema venía consecuentemente cuando alguien te traicionaba. Pero ella no era mala compañía, o eso notó por el gran aprecio que le tenían las ''hermanas'' a Rose.
-Ningún problema, no tengo prisa- Accedió sin meditárselo, pues igualmente tendrían que dar alguna que otra vuelta por allá. ¿También le estaba invitando a comer? Sí que era considerada esa chica, para alguien a quien recién conocía.
-¡Claro! Llevo toooda la mañana sin comer y...- Comentó de buen humor, prolongando la letra ''o''. Había posibilidad de no tener que pagar por el desayuno, a cuya idea no se negaría. Casi se le olvidaba rematar con algo las sugerencias de ella -Gracias, Rose.
¿Siguiente plan? Seguirle los pasos a la señorita Lampour, buscando por el camino algún indicio de esmeraldas o representaciones de serpientes coronadas. Necesitaba hablar con cierta persona de dudosa reputación y honor cuestionable.
Jaeger Köenig
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