Se había pasado la mayor parte trabajando feliz de la vida en el laboratorio. El día había transcurrido casi en su totalidad sin incidentes. No había encontrado una nueva forma de crear gas pimienta o confundido un elemento con otro o algo parecido. Menos mal... pero... eso era raro. Ningún incidente. De ningún tipo. Algo ahí era raro.

Tras meditar sobre esto, un momento después, entró Sharek diciendo que quería que fuera al lago a una determinada hora y elegante. Parpadeó un par de veces y vio fijamente a su jefe. Lucía tan entusiasmado que era imposible decirle que no.

Así que... Ir al lago... Eso parecía una... Fränze casi suelta un gritó de alegría. ¿Era lo que su mente estaba pensando...? ¿Acaso era un sueño hecho realidad...? ¿O su mente de amante de novelas románticas y de chica enamorada le estaba jugando una de las suyas y el asunto era totalmente por otra cosa...? "Calma Fränze, se objetiva y no dejes que tu imaginación te ilusione en vano." Se decía a si misma.
Suspiró hondo y dejó los tubos de ensayo de lado. Así que ese era el suceso raro del día... Interesante...

Miró a la ventana tratando d despejarse, y poco después, miró distraídamente al calendario. Tenía una fecha marcada con rojo... Esperen... Esa fecha era... Sonrió. Posiblemente a eso se debía la actitud del jefe. O eso esperaba. Sino se iba a molestar y mucho. Usualmente ella era quien trataba de "arrastrar" fuera al chico. Así que era agradablemente inusual esa actitud por parte de su jefe.
Y transcurrió así el resto del día. Salió en algún momento a tomar aire fresco y al volver el chico no estaba... Bien... Nada inusual... Suponía.

Decidió tomarse el resto del día e ir a prepararse para enigmático encuentro. Tenía un vestido para ocasiones especiales, y si el jefe había hecho lo que creía ella que había hecho, esa ocasión era especial.
Llegó con cierto nerviosismo al lago. ¿A que se debía todo esto? Aunque las acciones de Xander estuviesen seguramente justificadas por lo que ella suponía, era bastante inusual.

A la distancia pudo visualizar a Sharek. Tenía puesto un traje... Seguramente era el que ella le había dado... Momento... Eso de ahí, ¿era acaso...?
La cara se le puso roja cual cereza y su corazón comenzó a latir con fuera. ¡Por donde se le viera eso parecía una... una.. una cita...! Hecha un mar de ideas y de emociones, caminó hasta donde estaba él.

- Buenas noches... - saludó con una sonrisa - Bien, aquí me tienes tal cual pediste, jefe.

La vió venir, había estado jugando a los Angry Xanxus, un juego que había diseñado el con la cara del jefe de los asesinos, el cual siempre estaba enfadado; para derrotar a los malvados cazadores...si...se aburría mucho a veces.
Pero al verla aparecer, el peliazul se quedó embobado, Franze estaba realmente guapa, bueno, era su linda ayudante, y el quería que fuera algo más, pero de momento la había llevado allí para agradecerle muchísimo que hacia ya nueve años que ella era su memoria cuando se olvidaba de las cosas, quien siempre estuvo ahí para regalarle una sonrisa y siempre idolatrarle...-a veces como a un dios-, sin embargo, Alexander Dereck Sharek Arned, no era mas que un mundano normal y corriente, quizás, con una inteligencia superior a la de la media, una tan grande que había superado inclusive, a los grandes científicos que trabajaban para Giotto,pero, si de una cosa estaba seguro el chico; era de que sin Franze en su vida...el no hacia absolutamente nada en ese mundo, se había convertido, tiempo atrás, en su razón para seguir luchando contra las adversidades que se le presentaban por delante, era su Amy Rose, por lo tanto, el deseaba llegar a ser su Sonic...en un futuro.

Estaba hecho un manojo de nervios, había estado escuchando It´s my life, de Bon Jovi, sin embargo cuando la vio aparecer, hizo algo que sabia que la chica entendería que aquella noche, era solo para ellos dos, sin interrupciones, sin molestias, sin trabajos...y fue, apagar su música y dejar los cascos y objetos tecnológicos fuera de su alcance en una pequeña maleta.
Aquello era un sacrificio para alguien que había dedicado su vida entera a vivir creando maquinas, programas y ayudar con un proyecto como la Cúpula. Sin  embargo, Franze valía la pena, por ella seria capaz de renunciar a todas aquellas cosas, a los lujos, todo por un beso, una caricia, una mirada y una vida juntos...el siempre decía que había sido el, quien la había salvado, sin embargo había sido al revés, ella le había salvado a él.

-Buenas noches, Franze, te ves realmente linda-dijo el chico esbozando una de sus mejores sonrisas, esta nervioso, pero lo disimulaba bastante bien-.No me llames jefe,hoy estamos aquí como Alex y Franze...o bueno, como Xander, se que te gusta llamarme así, o Sharek...llámame como prefieras.
Tras aquellas palabras, el muchacho tomó con suavidad las manos de ella; como siempre que la tocaba, un escalofrió y una especie de electricidad le recorrió el cuerpo desde la yema de los dedos a la punta de los pies, la calidez de Franze, sus labios, tan cerca...Sharek meneo un poco la cabeza, gesto que hacia cuando quería peinarse, y la llevo hasta la mesa, donde con sutileza le ofreció un asiento.

-Seguro te preguntas, ¿por qué estamos cenando hoy?-dijo sentandose en la silla de enfrente tras dejar que ella se sentara-.Pues sencillo, me apetecia que salieramos a cenar en un dia como hoy, y con lo lista que eres sabras que de que fecha se trata.

Negar que el amor de su vida, el chico del que llevaba enamorada, casi prácticamente la mitad de su vida, se veía inigualablemente guapo esa noche, ahí, bajo la luz de la Luna en el lago, hubiese sido casi un pecado para ella. Eso y el hecho de lo que tenía entorno suyo, le hacían pensar que se encontraba en un sueño.
Realmente se había quedado asombrada al ver la mesa y Toro para cena... para dos... Al ver eso su corazón no hizo más que latir con demasiada fuerza. "Calma Fränze, simplemente van a cenar, calma..." se repetía internamente afirma de mantra para mantenerse calmada y no sucumbir ante sus nervios.
Pero, todo eso se fue al diablo cuando lo vio guardar todos sus aparatos eléctricos en el maletín, incluidos sus auriculares.
DIOS. Algo serio estaba pasando aquí. SERIO. Su cara se puso roja imaginando en menos de 5 segundos, un infinidad de escenarios posibles. Sacudió la cabeza negando como si con ello pudiese sacarse aquellas ideas de encima. "No, no, no, no, ¡cálmate, Fränze!" n-no podía ser eso que su mente estaba pensando... ¿o sí?
¡Sharek estaba dejando de lado la tecnología por ella! Casi sentía que le daba un paro cardíaco por la alegría. Eso era demasiado bello para ser cierto. Pero, deseaba con todas sus fuerzas que lo fuera.
Cuando escuchó el cumplido del chico, se sonrojó, llevándose la mano derecha a la mejilla.

- ¿Tú crees? - preguntó apenada. La verdad es que le había costado mucho elegir qué vestido ponerse (para vestidos elegantes tenía unos cuantos aunque nunca los usara...) así que le agradaba oír que sus quebraderos de cabeza habían valido la pena. Escuchó que le decía que no lo llamara "Jefe". Eso era una petición algo inusual pero, cuando escuchó "Sólo Alex y Fränze" la petición cobró sentido y le hizo casi desmayarse de felicidad. Esa era una de las mejores noches de su vida. Aunque no lo pareciera, por el último comentario, parecía ser que el chico se fijaba en cómo solía llamarle - De acuerdo, Sharek. - dijo sonriéndole.

El chico le tomó de la mano, lo cual la sacó momentáneamente de juego, haciéndola sonrojar un poco. Por un momento se perdió mirando al chico, o mejor dicho, se perdió en su mirada. Por un instante que le pareció eterno. Le hizo recordar la primera vez que le había visto, en aquel pasado que le parecía tan lejano, dónde él le había sacado de aquel campo de concentración. También se habían quedando viendo por un momento, justo como ahora.
Nunca pensó que aquel chico tan enigmático y extravagante como ninguno, le cambiaría la vida radicalmente. Pero sinceramente y de todo corazón, podía afirmar que no se arrepentía de haber conocido a aquel chico tan extraño, aquel que había sido y seguía siendo, su héroe.

Le ofreció lugar de manera caballerosa para alegría de la chica y le habló acerca de porqué le había citado ahí a cenar.

- Si mi memoria no falla, la fecha de hoy, hace nueve años atrás, nos conocimos. - dijo con una enorme sonrisa, recordando el para ella, feliz incidente - ¿O acaso supuse mal, Sharek?

-¿Es que acaso piensas que bromeo?-fue lo primero que pregunto cuando ella le hizo aquella pregunta sobre si de verdad creía que estaba linda; decir que estaba linda era lo mínimo que podía decir si no quería que ella se percatase de los verdaderos sentimientos encerrados, que, durante exactamente aquella noche, nueve años, llevaba ocultando a la chica.


¡Perfecto!, ahora su cabeza comenzaba a reproducir la canción de "Your Song" de Elton John, sin embargo; por muy extraño que aquello pareciese...la canción hablaba de un hombre que regalaría lo que fuera a una mujer...y Sharek haría lo posible por regalarle a Franze una vida que se merecía, una vida llena de cariño, una casa cerca de las montañas o el bosque, lejos de la tecnología...¡pero que diantres!, se alejaría de toda la civilización a vivir solo con ella...solo si ella se lo pedía.
Sabia que de vez en cuando bromeaba con ella, jugaban a la consola juntos, es más, desde el primer día, Alex sintió como si aquel "dios" del amor le hubiese embrujado con una de sus flechas, pues desde el primer momento, se perdió en su mirada, sabia todo sobre ella...en nueve años no solo habían sido uña y carne, jefe y asistenta...sino amigos, y aquella noche, ya estaba harto de aquella situación


A Dereck le sacó de su ensimismacion el hecho de verla sonreír, de saber y recordar aquel día también estaba grabado a fuego en la mente de la muchacha; sin embargo...¿seria igual para ella, que para él?, como bien decía la canción que seguía sonando en la cabeza del chico, si el fuera escultor, que no lo era, o quizás un hombre que hacia pociones en un show ambulante. El sabia que durante nueve años no había sido mucho, pero aquella cena y serle sincero respecto a sus sentimientos...aunque el no pudiera regalarle a ella una canción...¡mas que nada por qué le destrozaría los oídos!, pero si pudiese regalarle una canción...el señor Elton John, parecía estar dispuesto a hablar por él, y sus sentimientos. Sinceramente  esperaba que no le molestase, y menos que dijese : "Que maravillosa era la vida mientras ella estaba en su mundo".
 -Si-dijo simplemente, devolviendo una sonrisa, quizás la mas encantadora que podía en aquel momento mientras se perdía en aquellos ojos que tanto le gustaban...¿cuanto había soñado Sharek con besar aquellos labios?...¡realmente lo sabia!, más de doscientas mil treinta y tres veces...siempre que conseguía dormir un poco, imaginaba aquella escena, ellos dos cogidos de la mano, riendo juntos...e incluso teniendo una vida juntos; más de los que ya lo tenían-.No has supuesto mal en absoluto, querida Franze, eh, nueve años ya, como pasa el tiempo de rápido cuando tienes una agradable compañía, la cual no cambiarías por nada del mundo.



-¿Quieres algo de beber, para celebrar esto?-su pregunta la hizo rápidamente, antes de que el caballero ingles Sir Elton John le hiciese adelantarse a acontecimientos, aquella noche era para ellos, para nadie mas...no iba a negar que habían estado liados con tanto trabajo...la vida de los genios no era fácil, pero cuando estaban juntos, él sentía una oleada de sentimientos que le hacían dejar de pensar en el mismo, como el dios que decía ser muchas veces...y ante la presencia de la fémina, se volvía un simple mortal.
Con aun a Elton John en su cabeza, espero a que ella le contestase, sin dejar de perderse en sus ojos, su rostro, su cabello...ella era perfecta.

"Bueno... No es que crea que estás bromeando... Contigo nunca se sabe, mi querido Sharek..." pensaba ante la repuesta del chico, a la cual se limitó a apenarse con una sonrisa.
Aquella velada parecía un sueño hecho realidad. Había sido muy buen detalle por parte del chico. Y habría sido mucho más encantador de no ser por cierto detalle que llevaba torturándole internamente desde hacía años. El pequeño detalle de que el chico, parecía ser que le veía como su amiga y nada más. El pensar en eso hizo que sintiese como una punzada en el pecho. Así era, la eterna punzada de que en ocasiones le quedaba claro que el chico le veía sólo como una amiga y ya.
Si bien, era cierto que siempre que ella había tenido la oportunidad de decirle lo que sentía, o era interrumpida o ella misma hacía alguna tontería con la que acababa desviando la oportunidad del tema de conversación, siempre había querido decirle lo que sentía por él.
Siempre había querido decirle cuanto le encantaba perderse en su mirada, como le agradaban sus bromas, o inclusive el que no le importaba que se le subiesen los humos en la cabeza. Que le encantaba trabajar a su lado, jugar junto a él en la consola o que incluso le divertía tomar el reto de sacarle de la oficina para que se relajara un rato. Si, en resumen, ella era feliz incluso por el simple hecho de estar a su lado. Si, eran demasiadas las cosas que se había durante años y que nunca había tenido el valor de decir.
Miró al joven y le vio medio perdido en sus ideas. Sabía que si incluso le llegara a preguntar que en qué estaba pensando, el chico le respondería que en nada en especial o le diría que nada que fuera importante por lo que debiera preocuparse.

Escuchó lo que dijo acerca de que se conocían desde hace nueve años. Momento... Eso... eso quería decir que... ¡¿Él no la cambiaría por nada en el mundo?! Caí se sintió que se desmaya de felicidad en ese preciso instante. Era demasiado bueno lo que acababa de oir. Hizo acopio de fuerza para disimular su "pequeña" alteración.
Su corazón comenzó a latir con fuerza ante tal comentario. Esa fue la la gota que derramó el vaso y le hizo mandar a todas sus ideas lejos de ese lugar.
¿Qué rayos estaba pasando ahí? Todo este ambiente... La palabras del chico... Su amiga imaginación de amante de novelas románticas... La estaban llevando a pensar una alocada teoría de lo que estaba teniendo lugar ahí... Pero...

- ¡B-Bueno, tienes razón! Cuando pasas el tiempo con alguien a quien aprecias, no sólo el tiempo psa volando, sino que se llena de significado. O eso pienso yo. - dijo sonriendo, tratando de disimular un poco la tormenta emocional que la atacaba internamente en ese momento - Supongo que por ello, antes de darme cuenta ya habían pasado nueve años desde que te conocí... jejeje...

Y no mentía. El tiempo se había ido demasiado rápido. Mucho más rápido de lo que pensaba. Pero, había valido la pena, después de todo lo había pasado muy bien durante ese tiempo junto a él.

- Mmmm... Supongo que sí, después de todo... Hoy es un día especial... - dijo regalándole una sonrisa - Por cierto... ¿cómo se te ocurrió hacer todo esto, Xander...? - preguntó curiosa - Porque, déjame felicitarte, te quedó perfecto. - dijo regalándole una de sus mejores sonrisas.

No sabía si sus suposiciones eran ciertas o no. Pero, no iba a negar el cuánto le encantaba este detalle.

El momento en que escuchó decir acerca de dormir juntos, se alegraba de no estar bebiendo o comiendo algo. Seguramente hubiese muerto asfixiada... Sintió lentamente como se coloreaba la cara de carmín. Casi podría jurar que podría morir de la pena. ¡¿C-c-cómo se le ocurría decir eso?! ¡Sharek.... era un... un...!

- Sharek... - susurró en un modo intranquilamente amenazador, como cuando iba a golpearlo por alguna tontería cometida hacia su persona.

Discreta e instintivamente se llevó la mano a la cadera, donde solía estar su martillo. Recordó que al ser esa clase de ocasión, pensó que era exagerado el tratar de llevarlo.
"Calma, calma, calma, simplemente velo, parece ser que quiso decir otra cosa... O por su propio bien, eso le vale..." pensaba tratando de calmarse ante semejante comentario. ¡¿Qué clase de cosas pasaban por la cabeza de Sharek...?! ¡Definitivamente algo raro estaba pasando ahí! Desde el inicio... ¡esta no era una cena normal!
"Debí haber traído el martillo.." se reprochaba internamente.
Quería averiguar que pasaba ahí, pero ya le estaba dando miedo preguntar... La velada había dado un giro bastante extraño...
¿Por qué estaba pasando esto? Era obvio que la culpa era del noveno aniversario pero... ¡eso no explicaba el comportamiento de Alex! Si bien, era cierto que el chico siempre tenía uno que otro comportamiento extraño, o que en ocasiones era demasiado excéntrico, ¡con esto se estaba volando la barda! ¡Nunca había dicho algo asi...!

- B-bueno, tienes razón... Hay muchas palabras que de un idioma a otro no varían la gran cosa porque en su son su raíz u origen. Esa es la principal razón de haya palabras similares en los idiomas... Los llamados cognados. Fijándose en la gramática uno se da cuenta de muchas cosas... Jeje... - dijo tratando de sacar el tema anterior de su cabeza. Era demasiado vergonzoso pensar en eso. Anque se le quedó grabada en la cabeza las últimas palabras del chico... - ¿A-Algo importante...? - preguntó con evidente curiosidad mientras le servía la champaña.

¿De qué querría hablar...? ¿Se habría dado cuenta de que ella fue quien accidentalmente soltó hace una semana el conejillo de indias...? Bueno, si era franca, no podía haver otro culpable... Pero, si hacía memoria, recordaba que su jefe jamás había dado con el animalito que convenientemente encontró ayer bajo el escritorio...
De todas formas si Alex hubiese encontrado al animal... No le hablaría de ello... Tal vez hasta le hubiese dado risa... Y no pondría una cara tan seria... Entonces... ¿Tal vez porque siempre encontraba una nueva forma de crear gas pimienta...? No... Ya llevaban años con eso... Además que... Si ese fuese el caso, no habría notado como que se le quebraba la voz...
¿De qué quería hablar...?

¿Como le diria aquello?, era demasiado vergonzoso, bueno tampoco era que le fuese a pedir en matrimonio...aunque con esa relacion de tantos años casi lo parecian. Al menos por fin, tanto Elton John, como Bon Jovi se habian callado en su cabeza.
Su mente estaba despejada, y ella tenia curiosidad; se quedo en silencio calculando, tres minutos y suspiro, mirando a la muchacha mientras tanto, perdiendose en aquellos hermosos ojos verdes que siempre le miraban, sin embargo, aquel dia estaba realmente bella...no era solamente un dia, siempre estaba preciosa a ojos de Alexander, sin embargo aquel dia...
...Franze le habia robado mas el corazon...si podia ser posible.

-Bueno, mira, me voy a dejar de andar por las ramas, soy demasiado listo como para no encontrar las palabras adecuadas-dijo mientras se llevaba las manos a ambos lados de la cabeza, soltando casi todo aquello de golpe, queria contarle todo lo que sentia hacia ella, y una simple noche, ella decidiria si seguirian como hasta hora...o quizas las cosas cambiasen, para bien...o para peor.
Cogio aire, otra vez, penso bien las cursiladas que llevaba tiempo pensando sobre ella, y tras unos segundos volvio a hablar.
-No se cómo decirte lo que siento por ti y, por eso, confío en que esta carta de amor me ayude a expresar todo lo que llevo dentro. Hace ya nueve años que irrumpiste en mi vida y la transformaste de una forma que nunca hubiera imaginado. Porque nunca antes había sentido el amor, esta locura que me hace necesitarte como a nadie. Apenas puedo creerme lo afortunado que soy de haberte encontrado, justo en el momento oportuno, cuando ya creía que no había ninguna mujer en este mundo destinada para mí, cuando ya había renunciado al amor verdadero, si llamame cursi por pensar eso con pocos años, y a compartir mi vida con una compañera de viaje a la que amar por encima de todo. Porque te amo, vale, si te amo Franze, por encima de todo, porque soy capaz de cualquier cosa por ti y porque creo que te mereces todo el amor, pero también toda la adoración. Por eso voy a intentar con todas mis fuerzas que permanezcas a mi lado, queriéndote y protegiendote como hasta ahora, compartiendo amor, risas y planes. Y estoy en condiciones de prometerte mi adoración, porque soy capaz de poner el mundo a tus pies y soy el primero que se rinde ante ti, ante tu sonrisa y ante tu piel, tus ojos y tu cabello. Y quedaré así desarmado sin ninguna intención de moverme de tu lado, porque solo tú puedes gestionar este amor. Nadie como tú para guardar mi corazón y mi alma entre tus brazos...vale, llevo nueve, malditos años, enamorado de ti.

Fränze le prestaba total y completa atención a los gestos y palabras del chico. Evidentemente estaba nervioso por algo. Dejó ver un esbozo de preocupación en su cara. ¿Estaría bien el chico? Justo cuando iba a preguntarle si se sentía bien, el chico comenzó a hablar. Sus palabras le dieron a entender que algo grande iba a pasar.

- ¿No encontrar las palabras? ¿A-a qué te refieres...? - preguntó con evidente preocupación.

Vio los gestos del chico con suma atención tratando de descifrar lo que pasaba. Sharek siempre se comportaba de esa forma cuando tenía algo importante que decir. Fuese lo que fuese, Fränze se hizo a la idea de que no iba a oir algo normal. Y vaya que tuvo razón.
Escuchó detenidamente cada parte de aquel discurso. De lo que le parecía, la más bella declaración que ni en sus sueños podría haberse imaginado.
Pero... En ese momento no podía creérselo. ¿Acaso estaba soñando? ¿Acaso todo había sido un efímero sueño desde el comienzo? De ser así, ni de broma iba a querer despertar.

- ¡¿Q-Q-QUÉ?! - preguntó cuando había salido del trance. Dios, eso era demasiado bueno. Impulsivamente se había puesto de pie al momento de preguntar.

¿Había escuchado bien? ¿Acaso su jefe, amigo y compañero de la mitad de su vida, había dicho que estaba enamorado de ella? No, aún mejor, había dicho que la amaba...¡Había dicho que la amaba! Sintió como su corazón se aceleraba. Se sonrojó y ante la confusión y la eterna duda cómo había sido gan tonta como para no darse cuenta de ello durante tanto tiempo, le hicieron mirar al suelo. Era demasiada información y muy concentrada para ella en ese instante.
Cuando menos se lo esperaba, sintió algo cálido recorrer su mejilla. Estaba... ¿llorando...? Se llevó las manos a la cara para sentir sus lágrimas. Estaba llorando de felicidad. Se rió. No tenía palabras para describir cómo se sentía. Sin meditarlo siquiera, y aprovechando que estaba de pie, caminó hasta él. Y una vez delante suyo... se quedó sin saber que decir. Su cara se puso roja y dio media vuelta.

- ¡Vamos! - se dijo en voz baja - Sí él pudo, ¡tú también!

Y se dio media vuelta de nuevo, mirando fijamente a Sharek. Abrió y cerró la boca un par de veces. Se aclaró la garganta y respiró hondo. Ya más calmada comenzó a hablar.

- Desde hace nueve años has formado parte de mi vida. Llegaste de una manera total y completamente inesperada. Para la corta edad que tenía en ese momento, jamás me había detenido a pensar en el amor. Jamás. Pero, en el momento en que te conocí, eso cambió radicalmente. Tal vez suene tonto, pero puedo... ¡puedo jurar que fue amor a primera vista...! No sabía quién eras o que querías, pero podía estar segura de una cosa: Quería estar contigo. Así que, cuando me dijiste que fuese contigo, no lo dudé ni un segundo. Desde ese momento, tú, Alexander Derek Sharek Arned, te robaste mi corazón por completo.- respiró hondo de nuevo - Por años traté de decírtelo pero... Supongo que me faltó el valor y coraje. Siempre pensaba que no te interesaban esas cosas o que yo no te gustaba de esa forma. ¡Y he sido una completa tonta pensando que eso era motivo suficiente como para no intentarlo! Me encanta estar contigo. Me encanta poder estar contigo todos los días. El poder hacer cosas juntos. Incluso es divertido cuando me haces enojar. Y no cambiaría eso por nada. Así que, el enterarme que la persona que llevo queriendo la mitad de mi corta vida, siente lo mismo que yo, es la noticia más fantástica que haya recibido en toda mi vida. Porque al igual que tu, llevo nueve años enamorada de la persona que tengo justo en frente. Sharek, ¡te amo! - dicho esto casi brincándole encima, le abrazó con fuerza y enorme alegría.