Aquellos eran días en los que no había demasiado que hacer, la actividad renegada había bajado misteriosamente y eso era algo que me preocupaba, pues tranquilamente podían haberse juntado y planeado algo, aunque resultase difícil de creer que realmente pudiesen llegar a juntarse y cooperar para hacer algo. Ese asunto no dejaba de rondarme por la cabeza en los turnos de guardia por diversas zonas y en las patrullas, era algo que me distaría, cosa que me gustaba bien poco, quería estar centrado en mi trabajo. Además, no sólo tenía eso en la cabeza en la mayoría de las ocasiones.

Al haber terminado ya mi ronda me decanté por hacer algo que pensaba que nunca haría o que nunca pensaría si quiera... Ir a a ver y a hablar con mi hermano Mukurowl. No lo decía porque me cayese mal, más bien lo que pasaba era que odiaba sus métodos, no me gustaban para nada. Mukurowl era alguien manipulador y que haría todo lo que en sus manos estuviera, sin importar lo que tuviera que hacer para cumplir su objetivo, o simplemente para fastidiar a alguien y él divertirse. Era un guardián diferente, sin duda, y odioso a veces, pero supongo que al fin y al cabo era mi hermano, algo de consideración debía tener... O aunque fuera podría escucharme con el tema de los renegados, algo era algo.

Decidí buscarlo por las montañas, era posible que estuviera allí, y si no estaba jugando con las ilusiones sería más o menos fácil dar con él, o eso esperaba al menos. De lo contrario quizás me encontraba con algún renegado por el camino y con suerte eso podía atraerlo, aunque conociéndolo... Era capaz de dejarme solo frente a un grupo numeroso mientras él miraba tranquilamente

Últimamente había demasiada tranquilidad en la cúpula, algo que agradecía la gran mayoría de los habitantes del lugar, pero no el guardián de la Niebla. Aquel caprichoso e infantil chico  prefería que hubiese algún que otro desastre con el que poder entretenerse, aunque hubiese alguna que otra víctima, cosa que poco le importaba si eso satisfacía sus ganas de un poco de entretenimiento. Siendo esta una de las principales razones por las que se escabulló hacía las montañas, en busca de algún grupo de renegados con el que poder pasar el tiempo. Por desgracia, la suerte no parecía haberle acompañado aquella tarde. Por más que buscó por los alrededores, no encontró a nadie con quien pasar un rato animado.

Un pesado y largo suspiro escapó de sus labios, al mismo tiempo que rascaba su coronilla revolviendo su cabello sutilmente. No había nada que hacer por aquella zona, por lo que sencillamente se dedico a saltar ágilmente a una rama alta y gruesa de uno de los arboles, en la cual se acomodaba apoyando la espalda en el tronco, dejando una de sus piernas en el aire, la cual se balanceaba suavemente, mientras la otra la mantenía ligeramente flexionada sobre la rama. Colocando las manos tras su cabeza, usando estas como almohadas, se dedicó a disfrutar de la tranquilidad impuesta, perdiéndose por largos instantes en sus pensamientos, hasta que unos pasos no muy lejanos captaban su atención. Una suave sonrisa aparecía en sus labios, aun sin haber tenido contacto visual con el sujeto, sabía bien de quien se trataba.  

Una espesa niebla comenzó a formarse alrededor de los guardianes, haciéndose escuchar en ese momento la particular risa del menor de ellos, el cual continuaba sentado cómodamente en su rama, de la cual no tenía intención de bajar por el momento – Tiempo sin verte, hermano – Decía en un tonito de voz que no resultaba del todo tranquilizador.

Mientras caminaba una niebla comenzó a rodearme, a mi y a  lo que tenía alrededor, ya suponía de dónde venía aquello aunque una particular y reconocible risa me lo confirmó. Mukurowl.

-Desde luego, ha pasado un tiempo.- Su tono de voz era algo a lo que ya estaba acostumbrado, por lo que no reaccioné asustado ni nada parecido, simplemente me paré en seco y me giré hacia donde escuchaba la voz, si es que realmente estaba allí o era una ilusión.

Yo era el guardián de la clase lluvia, y Mukurowl el de niebla, por lo que estaba en cierta desventaja frente a él. Él utilizaba ilusiones de todo tipo y yo tenía total manipulación sobre el agua, de modo que si no puedo saber dónde está no puedo golpearlo con eso ni con mis espadas. Debía hacer algo al respecto de lo de las ilusiones, de modo que decidí hacer una visita a la biblioteca en cuanto pudiera. Necesitaba encontrar algo para contrarrestar aquello, y no sólo lo suyo, si no olo de posibles adversarios que pudiera encontrarme.